La certeza y la frialdad
Cada una de tus palabras se clava más dentro que la anterior.
Ahora que le pongo palabras a tus labios que se movían en silencio en mi mente, ahora que la certeza está inundando mi alma como una marea gélida, ahora, que el sentido de las cosas se me escapa como la arena entre los dedos. Ahora que el frío me paraliza mientras me dueles aún más profundamente que antes...Otro antes, tantos antes... me pierdo a mi misma entre todos los antes, entre las palabras dichas y no dichas, entre lo justo y lo injusto, entre lo infinito y el vacío.
Cada una de las certezas que acumulo sobre tí es una pequeña parte de la realidad que no entiendo.
Ahora que ha llegado el momento.
Ahora que no soy la misma de aquel antes hipotético en el que apareciste tú. Ahora, que me abandonas vulnerable, herida y fría... Quizá nunca estuviste allí, todo era un trágico error... o quizá yo nunca estuve allí, todo fue una casualidad absurdamente magnificada...
Tengo frío, y ahora sé que el frío se quedará siempre ahi.
Y que no volverán jamás los días cálidos, en los que el sol iluminaba sueños nacientes encima de una mesa.
Ahora que le pongo palabras a tus labios que se movían en silencio en mi mente, ahora que la certeza está inundando mi alma como una marea gélida, ahora, que el sentido de las cosas se me escapa como la arena entre los dedos. Ahora que el frío me paraliza mientras me dueles aún más profundamente que antes...Otro antes, tantos antes... me pierdo a mi misma entre todos los antes, entre las palabras dichas y no dichas, entre lo justo y lo injusto, entre lo infinito y el vacío.
Cada una de las certezas que acumulo sobre tí es una pequeña parte de la realidad que no entiendo.
Ahora que ha llegado el momento.
Ahora que no soy la misma de aquel antes hipotético en el que apareciste tú. Ahora, que me abandonas vulnerable, herida y fría... Quizá nunca estuviste allí, todo era un trágico error... o quizá yo nunca estuve allí, todo fue una casualidad absurdamente magnificada...
Tengo frío, y ahora sé que el frío se quedará siempre ahi.
Y que no volverán jamás los días cálidos, en los que el sol iluminaba sueños nacientes encima de una mesa.
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