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Mostrando entradas de diciembre, 2006

Balance de fin de año... balada de San Silvestre

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Tempo Allegro Esta, a pesar de ser una tarde de domingo, es una de las tardes del año que más me gustan. Tal vez porque se parece a otras cosas que me gustan, como la calma antes de la tormenta, o el amanecer. Es que hoy no es sólo es tarde de domingo, además es la última tarde del año, y según Michael Ende, hay un gato gordito y un loro que están intentando hacerse con el ponche mágico para que con las doce campanadas del Año Nuevo, el mundo se convierta en un lugar mejor... Es una tarde para hacer absurdos propósitos para los próximos meses ( dejo de fumar, me apunto al gimnasio, empiezo a regar las plantas, aprendo a hacer reflexoterapia ...), pero a mi lo que más me gusta es pensar en todas las cosas que han pasado en el año que se va, ni más ni menos que doce meses, que tienen la extraordinaria propiedad de no parecerse a los doce meses anteriores ni a los que empiezan ahora. Es un cambio de etapa oficial, en el que no hace falta tomar grandes decisiones, sino sólo brindar con cha

Directamente

Cuando te miro a los ojos, tengo ganas de llorar por todas las veces que habríamos podido mirar juntos al infinito y diciendo "somos felices, no podemos pedirle más a la vida". Por todas las cosas que no tendrán nunca lugar. Por todas las veces en que habría podido hacerte feliz. Pero no lloro. Te miro directamente a los ojos y te miento. A tí, que me devuelves la mirada sin parpadear. Me partes el corazón. Espero que sepas que no serás nunca como todos los demás. Espero que sepas que las mentiras que se dicen mirando directamente a unos ojos sinceros, son las más difíciles, porque duelen dentro como cristales rotos. Espero que lo sepas, porque yo no te lo diré nunca. Y al final, aunque no quede nada más entre nosotros dos, al menos quedará eso. P.S.(16 de enero, 3:24 a.m.) Me pregunto si esta noche no duermes, como yo. Y como siempre, no hay respuesta.

Mi regalo de Navidad

Después de x intentonas, y de sufrimiento psíquico sufrido al conducir horas y más horas por la misma ciudad, lo he logrado!! Me voy con el carnet puesto a Guate, que me parecía que no iba a llegar nunca... Pero llegó ( todo llega, eso lo descubrí hace mucho, delante de un plato de acelgas, pero ésa es otra historia, y debe ser contada en otra ocasión ), y ahora ya sólo me queda que me den el carnet chiquitín este que dan ahora. Después de toda la vida viendo el sabanón rosa, ahora resulta que me dan otra tarjeta del banco. En fin. Estába moderadamente nerviosa, pero le ví entrar con una sonrisilla y me pareció majo. Se puso a hablar con la profe y me dijo que no estuviera nerviosa y que fuera siempre de frente ( eso lo dicen todos... ) hasta que no me dijera otra cosa. Siguió hablando con ella mientras yo seguía recto recto hasta que casi me salgo de la ciudad... y entonces me dijo que a la derecha, y empecé a sospechar que no estaba atento a lo que yo hacía. Me pasé los límites de ve

Tiempo de paz, amor y alegría

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Cómo si el resto del año, no fuera igualmente deseable. En esta época, siempre me encuentro un poco dividida entre el cinismo y el entusiasmo. Parece difícil, verdad? Pues no lo es. Parece que estas tres semanas tenemos que llevarnos todos mejor, y dar dinero a organizaciones benéficas, ser solidarios, llorar con los anuncios de televisión, hacernos buenos propósitos ( que duren al menos hasta el primer atasco ). Pues me parece una estupidez, porque eso hay que hacerlo todo el año, y no me parece que el que sea Navidad sea una buen motivo para llamar a alguien con quien hace mucho que no hablas (de hecho, es posible que no consigas hablar con esa persona, porque las líneas estén ocupadas). De hecho, qué le dices a una persona en esas circunstancias? Me he acordado más de ti porque es Navidad? No, me llamas porque has cogido una oferta de tu operador, leñe. ¡Te hago la misma falta que hace dos meses ( probablemente ninguna )! Luego las compras, todo el mundo se vuelve loco a la vez,

¿Dónde está la inspiración?

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Tengo que escribir mi último trabajo de historia para la uni y no se me ocurre ni siquiera un buen título. ¿Me estoy haciendo mayor, las neuronas no me responden, los nervios me traicionan o soltar amarras una vez más está liquidando mi sentido creativo? Sea cual sea la respuesta, busquemos la inspiración con más ahínco, no queda otra solución. ¿Será eso lo que me ha quitado las ganas de imaginarme algo? ¿O será que en algunas cosas son tan tristemente realista que no me sale inventarme nada? Esa certeza helada que se insinúa detrás de cada elemento de esta vida, que es el espacio infinito... somos como un puzzle que se construye solo en medio del vacío sideral, sin nada a que aferrarse, como naufragos que buscan algo a que agarrarse en medio del océano. He visto las imágenes de los pasajeros de Air Madrid tirados por el mundo... qué desamparo.

Lo que pasó en el frío

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Me fui a comprobar si algo olía a podrido en Dinamarca y a quitarme la espinita de cuando vivía en Alemania... y logré las dos cosas. No detecté que nada oliera a podrido ( aunque en puridad para esto habría debido ir a Frederiksburg y no pude ir, quedaba lejos ), y me he quitado la espina! Dinamarca ha pasado la prueba. Llegamos el viernes cortesía de Ryanair y con una puntualidad nunca vista, en un vuelo que resultó estar lleno de españoles juerguistas y grupos de amigos. Por supuesto, al salir, corrimos todos a recoger el coche alquilado, y luego tardamos media hora todos en encontrarlo... es más, creo que llegamos todos a la vez a CPG... pero que quede claro, que no hicimos carreras por la carretera. Nuestro primer contacto con la simpatía de los daneses fue una gasolinera donde cenamos, y donde la mujer nos explicó la historia de las patatas fritas con aire... Muy buenas, por cierto. Llegamos a las tantas a CPG, y encontramos el albergue sin mayores problemas. Como la fiesta a la

Compte a rebours encore une fois

Bueno, una vez más, se acerca la hora decisiva. Nada será de verdad hasta que me suba al avión (o no, puede que se haga verdad antes, nunca se sabe). Queda un mes para el viaje. De nuevo una cuenta atrás. Y mientras tanto, no creo que la espera se me haga larga, fiestas mediante... para empezar a animarme, mañana me subo a un avión de camino a Dinamarca. A ver si es verdad que la Sirenita del puerto tiene esa carita tan triste que se ve en las fotos. Y a comprobar si nuestros enviados al norte se quejan de vicio o con razón del frío. Además, nos vamos en los días más cortos del año, para que no se diga que no somos valientes!! ¿¿Dios mío, cómo meto tanto jersey en una bolsa de mano??? En realidad, había pensado dedicar este próximo post a dos noticias de esta semana, la muerte de Pinochet y la noticia de marras en Bélgica, pero he hablado de las dos cosas con mucha gente, y ya he expresado mi opinión suficientemente como para ser capaz de resumirla brevemente. Sobre la primera, decir q

Te mentiré y te traicionaré

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Algunas veces, querer a alguien significa tener que callarse ( y tragarse entero, crudo y sangrante ) lo que uno querría decir a gritos ( aunque eso no quiere necesariamente decir que, de intentar gritarlo de verdad, fuera a salir de la propia boca algo más que un murmullo confuso o una retahíla de palabras sin sentido ). Esta es, sin duda, una gran verdad digna de alguna serie de televisión. Curiosamente, resulta ser, a pesar de todo, una verdad. Resplandeciente, estupefaciente y simple, como todas las verdades. ¿Se trata de lo que los demás no saben de uno mismo, o de lo que los demás callan sobre uno mismo? ¿Dónde van todas esas ( ingente cantidades, millones de ellas ) mentiras "blancas"? Es tan malo llevar a cuestas una mentira como una verdad no dicha, al final, pesan casi lo mismo. Arriesguemos todo en una ocasión final, pongamos toda la carne en el asador, agarremos el toro por los cuernos, liquidemos el asunto, zanjemos la cuestión. Y si aún así no logro encontrar la

Siete de diciembre, un metro.

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Siempre pienso ( medito, reflexiono, examino, disecciono ) en los medios de transporte. Siempre se me ocurren las cosas que no debería decir, o las que tengo de decirle a alguien, las cosas que contar, o las que tengo ( imperativo, I MUST, ICH MUSSE, DEVO ) que escribir en el blog. A veces no, a veces me dedico a observar a los demás y a intentar extraer alguna conclusión general de la vida. Trabajo inútil, pero que recrea... eso lo hago cuando llevo música y voy vocalizando las letras ( porque cantar, yo sólo canto ya debajo de la ducha, donde el agua impide que me oiga bien . Reconozco que esta mañana lo hice porque estaba de buen humor. ) El caso es que ahora, y por segunda vez gracias a S, puedo anotar lo que se me ocurre en estos medios de transporte, bajo la discreta mirada de soslayo que me dirige mi eventual compañero de asiento, que probablemente intenta descifrar si escribo una novela ( interesante ), mi diario íntimo ( aún más interesante ) o la lista de la compra ( carente

Lost & Found

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Leemos para saber que no estamos solos , reza el marcalibros que me regaló S antes de que me fuera a la Ciudad Eterna. A veces es verdad, leemos para saber algo de los demás. Aunque a veces no, a veces leemos para saber algo de nosotros mismos (y no estoy pensando en los libros de autoayuda), o para saber que no somos los únicos que pensamos de determinada manera. Pero, y esto tampoco son palabras mías, sino de Michael Ende , no se puede comprender la pasión por la lectura si no se han pasado horas y horas sentado leyendo un libro, sin darse cuenta de que se estaba uno quedando helado, o quien no haya leído en secreto debajo de la manta y a la luz de una linterna, porque una persona mayor, con buena intención, le haya dicho que era hora de dormir, o quien no haya llorado nunca al final de un libro, porque se acaba y tenemos que decir adiós a los personajes, y nada volverá a ser nunca igual. A mi personalmente, como víctima de la pasión de la lectura, me gustaron siempre las historias.