Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2010

Aviones y pensamientos

Como veis, el tiempo libre me cunde y he vuelto a actualizar el blog... y además, estaba yo pensando que este blog sin aventuras es como una aceituna sin anchoa, un poco decepcionante... Ya sabeis, claro, que no es la falta de aventuras lo que me lleva a no escribir, porque de esas tengo muchas, producto de la conjunción entre el imán de sucesos bizarros que es mi persona y los lugares a los que me lleva mi trabajo (y todo, por culpa de la educación perniciosa que recibí en mi hogar). Y no sólo de aventuras, porque en este blog, cuyo propósito original se pierde en la noche de los tiempos (y ya puedo confesar, fue la pura envidia lo que me hizo abrirlo, imagino que si el Arquero llega a leer esto, me escribirá un mail furioso como el de la tortilla de patatas), también cuento neuras, decepciones, impresiones y hasta doy buenas noticias. O las daba. Pero en realidad, todo esto no es más que una clasificación de lo inclasificable (de esas que yo odiaba cuando estaba en la universidad), p

Arreglar el mundo

Arreglar el mundo es, como criticar al prójimo, un deporte mucho más practicado que el fútbol. En los lugares en los que la sobremesa es una sana y practicada costumbre, claro, porque estas cosas, si no se hacen con el estómago lleno de comida (y/o con aderezo etílico) no tienen gracia. Yo creo que si el ajedrez es un deporte, estas animadas conversaciones delante de un mantel sucio y lleno de migas lo son todavía más, porque uno ejercita el cerebro buscando argumentos sobre todo, quema las calorías recién ingeridas haciendo gestos y aspavientos. Y como en la mayor parte de los deportes, el resultado es efímero; al final se pierden todos los participantes en la discusión sin que nadie tenga más o menos razón... hasta que alguien se levanta de la mesa y todo el mundo cambia de actividad: igual que un récord mundial dura hasta que alguien lo bate, lo que puede suceder diez segundos más tarde de haberlo logrado.