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Mostrando entradas de 2022

Un día eres joven

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Un día eres joven, y otro... estás en esa edad en la que los amigos empiezan a casarse por segunda vez. Y vas a la boda y ya no das por sentado que las bodas se inventaron para emborracharse a cargo y a la salud de alguien más, porque si quieres hacer algo de tu vida el resto del fin de semana, es mejor no beber tanto. Además, ahora hay redes sociales, y no tiene gracia si alguien hace fotos infames y las publica... en fin.  [ Menos mal, menos mal que antes no había feisbuk ni nada de esto - hace poco he estado ordenando fotos antiguas, que no viejas, y sólo puedo decir "menos mal"].  Un día eres joven, y al otro... tienes dos becarias monismas que ponen mucho entusiasmo en el trabajo, y aunque a veces meten un poco la patilla, pues se lo perdonas porque son pequeñitas y tu a su edad también eras un poco membrilleras, y un día hacen todo bien, y las felicitas y te dicen: ¡somos tu  dream team ! y tú les respondes: si, sólo os faltan tres más, y ellas ponen cara de pan... y va

Dos películas y un abono

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Ir al cine es como abrir la puerta a otro mundo. Cuando yo era pequeña, era mucho más difícil (¡aunque ahora es mucho más caro!). Había que ir mucho antes a comprar la entrada, seleccionar bien la sesión, el cine... ahora hay infinitas menos salas, y en los últimos cinco años, creo que solo he visto la sala llena un par de veces (con estrenazos holywoodienses, una de James Bond y una de Marvel). Pero, curiosamente, no ha perdido nada de su magia. Se apagan las luces, y es como si uno se teletransportara a un lugar totalmente distinto, donde nos dejamos llevar por un contador@ de historias más o menos hábil, que nos sumerge en sus propios sueños.  Para aprovechar el amontonamiento de películas en estos tiempos post-pandemia (que no son post, pero bueno, yo ya estoy cansada), nos hemos hecho el abono fantástico que te da derecho a ir a todas las sesiones todos los días del año por un módico precio. Creo que en un mes ya hemos amortizado tres o cuatro. Esas son las ganas que tenemos de gr

Comienzos

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Empezar de cualquier manera, pero empezar. Por alguna parte, por donde venga bien, por lo que pase cerca. Ya pensaremos después si había algún sitio mejor para empezar, por si acaso hay una próxima vez. De momento, ya, moverse, porque no moverse es demasiado cansado y demasiado cansino - y yo nunca he sido de las que dejan las cosas pasar sin hacer nada… o si, pero ya me he cansado de hacerlo. Hago balance, pero no de año nuevo, sino de vida nueva. Peso cuidadosamente las cosas que yo antes hacía, que dejé de hacer y que podría volver a hacer (por ejemplo, “escribir”, un, dos, tres, responda otra vez). Peso las cosas que me parecían normales y que no lo son (por ejemplo, días de paz: de paz de la de no tener que ignorar llamadas, sino de las que sabes que no te van a llamar). Peso en un lado la culpabilidad, que aún no se pasa (son muchos años de hábito), y en el otro, el placer de no tener notificaciones constantes. Pero se pasará. Peso los “¿y si?” que empiezan a aparecer en el horiz