Un día eres joven

Un día eres joven, y otro... estás en esa edad en la que los amigos empiezan a casarse por segunda vez. Y vas a la boda y ya no das por sentado que las bodas se inventaron para emborracharse a cargo y a la salud de alguien más, porque si quieres hacer algo de tu vida el resto del fin de semana, es mejor no beber tanto. Además, ahora hay redes sociales, y no tiene gracia si alguien hace fotos infames y las publica... en fin.  [Menos mal, menos mal que antes no había feisbuk ni nada de esto - hace poco he estado ordenando fotos antiguas, que no viejas, y sólo puedo decir "menos mal"]. 

Un día eres joven, y al otro... tienes dos becarias monismas que ponen mucho entusiasmo en el trabajo, y aunque a veces meten un poco la patilla, pues se lo perdonas porque son pequeñitas y tu a su edad también eras un poco membrilleras, y un día hacen todo bien, y las felicitas y te dicen: ¡somos tu dream team! y tú les respondes: si, sólo os faltan tres más, y ellas ponen cara de pan... y vas y compruebas, y no, no habían nacido cuando el dream team... (¿es posible que sus padres no hubieran nacido?)

Un día eres joven, y al otro... estás buscando unos vaqueros con algo de campana en este mar de jeggins y pitillos, y te pasas dos horas buscando en el Primark (con la cabeza como un bombo con la música que ponen, que antes era mucho mejor, aunque era bumbum también)... y cuando por fin al fondo de la planta que tienen dedicada a los vaqueros, ves algo que parece una campana y te acercas, resulta que en la etiqueta pone "vintage 90's". ¿¿¿Cómo que vintage???

Un día eres joven, y al otro... estás charlando con los compis de trabajo sobre la vacante de un puesto de jefazo que ha salido, y uno de los juniors mira al infinito mientras dice con fascinación... "quince años de experiencia..." y te dan ganas de contestar: pues no es tanto, chaval. Treinta años de experiencia es lo que da miedo, ¡que no te enteras!

Un día eres joven, y al otro... intentas volver a una vida normal después de dos años (y lo que nos quede) de pandemia, de mil mudanzas y mil estreses, y lo primero que chequeas en la lista es tener un médico de cabecera agradable con quien hacer la revisión dos veces al año. Y una dentista que no hace daño. 

Un día eres joven, y al otro... te das cuenta de que ahora eres tú el que cuenta esas historias que te fascinaban... "pues una vez en Malawi..." y vas con una del abuelo Cebolleta (y los mismos que no saben lo del dream team, tampoco saben quién era el abuelo Cebolleta y se dobla la depresión). 

Un día eres joven. Y al otro, qué más da.



Y si alguien se atreve a decirme que esta imagen es ochentera, le suelto a la gata-demonia (¡spoilers!)

 

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