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Mostrando entradas de noviembre, 2010

Búscate una chica una chica y griega y griega!

He leído esta mañana ( ahora no encuentro la noticia para ponerla ) que en las redes sociales se protesta por la reforma de la RAE. La verdad, yo para empezar no sabía que había una reforma, pensaba que esta cosa de la "ye" era una broma y me parecían graciosos los grupos de facebook ( sí, en este ambientillo international, que le vamos a hacer el facebook es necesario y además me gusta, qué pasa )... pero no sabía que era toda una ofensiva armada. Y es curioso que la primera reacción que he tenido al leer la noticia me haya recordado mucho a un personaje que más tarde me ha dejado un comentario después de meses de ausencia. Porque este cambio, como le pasa a él con la mayoría, me ha parecido francamente a peor. Pero no me ha parecido peor sólo porque me parece una barbaridad rebajar cualquier requerimiento ortográfico ( las reglas son las que son, después que cada uno escriba como quiera! ), sino porque además, estoy harta de reformas sin sentido y de que cambien lo que no

El hombre de las series de televisión

El mundo es sorprendente. Ya me encontré hace tiempo con el hombre al que describen las revistas (lo podéis ver aquí ). Aunque hace mucho que no desarrollaba este grupo de teorías ( ni ninguna, es lo que tiene mi ingente carga de trabajo ), últimamente he encontrado una sub especie de este hombre, y además, su opuesto natural. La sub especie es: el hombre que describen las series de televisión . Comparte muchas características con el primero ( e); es guapo, estiloso, atento, escucha, hace los cumplidos justos, y hasta la hace reír a una; pero tiene además un par de características propias que le hacen apropiado de un culebrón tipo Anatomía de Grey, a saber; hay un elemento oculto en su vida que se insinúa pero no se aclarará hasta dentro de un par de capítulos, y además envía mensajes contradictorios constantemente, para complicar el capítulo del día. Otro motivo para incluir el hombre que describen las series de televisión en el hombre que describen las revistas, es que si una tiene

Nothing really matters... to me

Se me pasa la vida esperando cosas que no llegan, que no pueden llegar o que no sé si quiero que lleguen. Se me pasa la vida jurando que no voy a esperar nada más y perjurando inmediatamente después. Quizás es verdad que siempre querré algo más de lo que tengo. Estoy cada vez más segura de que esa es la maldición que compensa mi buena estrella. Y mientras oigo la música y mi cuerpo se mueve al compás, recupero una parte de mí misma que estaba en el fondo del alma, detrás de una montaña de ideas como detrás de una montaña de libros. Y siento como la música se me lleva hacia un tiempo lejano, en el que las cosas eran diferentes pero yo estaba siempre esperando algo que no llegaba. Y yo soy la que mira fijamente un punto del infinito cercano de tus ojos, y yo soy la que sigue bailando una canción eterna, y yo soy la que recuerda un rayo de sol que entró por la ventana, y yo soy la que continua buscando las historias que contabas, y yo soy solo yo, y todas ellas al mismo tiempo. Y yo soy l

Dia anodino

En esta vida mía llena de viajes de un lado al otro, casi siempre con la maleta hecha, unas veces se pierde tiempo en esperas en el aeropuerto, y otras veces, sorprendentemente, se gana. Pero no se qué es peor, porque los días ganados son días que no se aprovechan, que son como prestados en el tiempo, o como si fueran de otra persona. Son días que pasan sin dejar rastro en la memoria, sin pena ni gloria, sin sentir y sin disfrutarse. Lástima, que con el tiempo limitado que tenemos, se pierdan así días enteros. Hoy ha sido uno de estos días grises, esperando como si estuviera en el limbo, aún más que en la dimensión paralela, que a veces tiene una semejanza terrible con el limbo. Todo el día trabajando en el palomar, sin hablar con nadie, y sin oír hablar a los demás, como si hubiera pasado un mal espíritu por la casa. Mañana vuelvo a salir de viaje, pronto por la mañana. Fuera del limbo.

Encuentros a destiempo

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Hay gente a la que uno conoce demasiado pronto, y gente a la que uno conoce demasiado tarde. El primer caso, a veces tiene remedio, pero el segundo generalmente no. Habrá quien me diga la consabida frase de "la vida es lo que te pasa mientras tú quieres hacer otra" ( por cierto, ya la he visto atribuida a tanta gente, que da que pensar ), pero quien me lo diga, que me responda si alguna vez no ha tenido la sensación de que si una persona hubiera aparecido antes o después en su vida, las consecuencias habrían sido completamente diferentes. No digo mejores, digo diferentes. Habría que tener una bola de cristal para prever estas cosas, claro; en realidad ésta no es sino una transformación más de mi eterna obsesión por todas los caminos que se dejan de lado y atrás cuando se toma una decisión que deja las demás fuera del tapete. ¿Qué hubiera pasado si hubiera conocido a esta persona antes de tomar tal o cual decisión? Lo bueno, es que llega un momento en la vida en que te puedes

Releyendo

He estado leyendo entradas antiguas del blog ( bajo varios aspectos, al final llevo ya escribiendo desde 2005, aunque sí, mi producción ha descendido considerablemente ), y veo una evolución. Hacia dónde, cualquiera lo sabe. Pero las cosas cambian. Mientras tanto, mi gato Clyde ( porque Bonnie, con su complejo de Electra, es la gata del Simpa ), ronca a mi izquierda. (S i, mi gato ronca. Además tiene un problema de equilibrio y cuando intenta impresionarnos con sus andares elegantes, se despeña por el borde de la cama. Pero su manera de levantarse sacudiendo la cabeza antes muerto que sencillo me trae muchos recuerdos y por eso lo adoro ). Me doy cuenta de que mi estilo literario ha cambiado ligeramente ( antes era más redicha ) y lo mismo ha pasado con mis focos de atención. Me encuentro superficial en las entradas de hace años. Será que una ha visto ya un poco más de mundo ( y mucha mierda, es lo que tiene este trabajo ). Hay varias crisis que han pasado por estas páginas. Crisis en

Finales

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Estaba yo meditando que a lo mejor el problema de algunas historias es el final. En las historias, ya sean contadas, leídas o vistas, a veces lo importante es haber sufrido aventuras y desventuras con el protagonista, haber acompañado a otra persona real o imaginaria en todos los pasos y decisiones que se producen para llegar a un resultado... sobre todo, porque muchas veces el resultado final nos deja decepcionados o con ganas de más. Pero lo que estaba yo pensando más exactamente es que, en realidad, tal vez es una cuestión de punto de vista; porque final final, todo tiene que tener un final; entendiendo que es el momento en el que la historia se termina, o más bien, donde lo que sigue, no tiene ya relación con lo anterior. Entonces, cuando un final nos decepciona, será porque no es el final de aquello que estábamos siguiendo. El otro día, le estaba contando una serie de peripecias a S, y cuando ya la serie de peripecias alcanzaba la recta final, me di cuenta de que en realidad el fi

Vide

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Una semana después de la última entrada, y bajo un sol que ya no volverá a ser abrasador hasta dentro de unos cuantos meses (ahora sólo es molesto cuando se queda uno un rato expuesto), vuelvo a escribir. Tengo la sensación de que los días se han estirado como una goma elástica y que han pasado tantas cosas que no caben en estas 168 horas. Muchos kilómetros (propios y ajenos) y muchas fotos. Cuando uno se ha concentrado y dedicado con todas sus fuerzas a organizar un evento, a preparar una comida, a escribir un informe o a hacer una llamada de teléfono, y se el evento pasa, la comida se come, el informe se entrega o la llamada se acaba, se queda uno con la sensación de ¿ya? eso era todo? Realmente, ¿eso era todo? Esa falsa sensación de vacío sólo me va a durar unas cuantas horas, en cuanto vuelva la oficina, se me caerá encima toda la carga de trabajo que he dado de lado para concentrarme en la misión que acabo de empaquetar en un avión. Voy a disfrutarla mientras dure, como el grand

Tránsito con niebla en Estambul

Con el pensamiento embrollado y aturdido por la noche en blanco y la retirada en el buen momento de la fiesta, como cuando se retira uno de la mesa de la ruleta cuando va ganando. Porque hay veces que los recuerdos son mejores a medias. Y de fondo, la música del Señor de los Anillos silbada en plan casero. Tonadilla maldita que no me puedo quitar de la cabeza. He aprendido unas cuantas cosas esta semana (cuántas serán útiles en el futuro es otro cantar), pero sobre todo, he aprendido esta nueva razón para apreciar a las personas inteligentes (aparte de las obvias) Siempre me ha molestado la tontería (y no digamos la gilipollez), pero esta semana he descubierto otra razón para preferir a las personas inteligentes. Y es que con las personas inteligentes la posibilidad de múltiples interpretaciones del discurso es mucho mayor; una simple frase puede (o no) tener todo un discurso detrás, un ideario y unas intenciones completamente distintas dependiendo de un matiz pequeño y sutil, oculto e

La tentación vive arriba

La tentación de cambiar de vida, de dar un salto, de cambiar de dirección, de hacer algo radical (mucho más que cortarse el pelo a la altura del lóbulo); la tentación infinita, magnificada, teórica y de apariencia dulce como un pastel de chocolate. El misterio de los caminos no recorridos, del qué dirán y qué pensarán, el deseo de ver a los demás ponerse verdes de envidia al ver al prójimo comer de la fruita prohibida. Las ganas de impresionar, de dejar una marca, de quedar para siempre en el recuerdo de un alguien ajeno, como una cápsula de la memoria enviada a cien mil años luz. La tentación de seguir un impulso y decir lo que no se puede, hacer lo que no se debe y coger lo que no se tiene. Y después? El gris sucio de un sueño roto, la verdad de un ilusionista y la soledad de los caminos prohibidos. La verdad de la mentira. Cuánta adrenalina se puede soportar sin caer en la adicción? Cuántas veces se puede jugar con fuego sin quemarse? Cuántas veces se puede olvidar que se ha traicio