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Mostrando entradas de mayo, 2010

Temprano

Siempre en el mismo orden, aunque yo no me doy cuenta, porque estoy siempre medio dormida: Hnm.... tengo sueño.... Venga, pero ya es la hora de levantarse. Cinco minutos más... Eso ya me lo has dicho catorce veces y vas a llegar tarde... Pero es que hoy no quiero ir a trabajar... Bueno, pues no vayas... ¿los refugiados no se han ido durante la noche? No, no se han ido. Hay que ir a trabajar, no queda más remedio. Que pereza por la mañana, da igual si he dormido ocho y ochenta, lo que no me gusta es que me despierten, aunque depende de quién sea quien te despierta: no es lo mismo un despertador que unas manos amables. Recuerdo que cuando era pequeña mi madre siempre me decía: ¡venga, que se pasan los minutos! Desde entonces se me ha quedado esa sensación de que los minutos son como gotas de agua que se cuelan entre los dedos. Y aquí, se pasan como más deprisa, será que además, el calor los hace evaporarse. Ahora mi pobre sinpapeles se resigna a responder mis preguntas una detrás de otra

Ganas, ganas, ganas de escribir!

Creo que he explicado este proceso muchas veces: es raro cuando ganas de escribir, inspiración y tiempo se juntan. Sólo entonces, tiene lugar la magia de plasmar las ideas como quieres sobre el papel, o dentro de la pantalla, o donde sea. Si no, pues salen pifias. Tener ganas de escribir e inspiración pero no tener tiempo, es frustrante, como tener hambre y pasar por delante de un buen restaurante pero no tener un chavo. Tener ganas de escribir y tiempo es como pasar delante del buen restaurante pero con una diarrea galopante que te impedirá pedir cualquier cosa de las que hay en el menú. Tener inspiración y tiempo y no tener ganas de escribir es como un largo domingo apático en ese momento en que te das cuenta de que ya son las nueve y media de la noche y mañana trabajas. Bueno, en mi caso yo normalmente ya he trabajado todo el día. La última vez que vine de la piel de toro, me vine con un cargamento de libros en la maleta, muchos de ellos seleccionados casi que al azar por su título

Se busca señora de la limpieza que no sea una decoradora frustrada

O sea. Porque después de varios meses de sufrimiento, he llegado a la conclusión de que ése es el asunto. Llegas a casa, cansado, decides hacerte una tortilla francesa y meterte en la cama, y primero, no encuentras los huevos, después, no encuentras la sartén, cuando has logrado descubrir que los huevos están donde antes estaba la leche y la sartén donde antes estaban los trapos de cocina, descubres que no hay aceite, sino que donde debía estar el aceite, solo hay una botella de Coca Cola que debe llevar ahi más de catorce meses porque ya habla sola. Cansado de buscar, decides que mejor te vas a la cama. Cuando entras al cuarto, descubres que la cama no está, en su lugar alguien ha colocado la mesa de la habitación pequeña. Te sientas en la mesa, que afortunadamente es bajita, y reflexionas. ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Hay quien me ha llamado maniática algunas veces, y lo reconozco sin vergüenza ninguna, soy una maniática. Hay formas más agradables de decirlo, claro, como por e