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Mostrando entradas de junio, 2006

San Pedro y San Pablo

Es curioso, nosotros que tenemos un solo dios ( en el que unos creen y otros no, pero que culturalmente está ahí ), luego, para suplir las carencias del monoteísmo ( que se hace un poco aburrido, a veces ), pues tenemos todo un elenco de santos que no caben en el calendario, cada uno con una historia más sorprendente, y con unas tareas que más concretas no se puede. Por ejemplo, San Antonio es encargado de encontrar cosas perdidas ( y no hablemos de las perversiones que le hacen con los pañuelos al pobre santo , que me duele pensarlas ), que anda no que no debe trabajar... los hay peores, no obstante... y por si acaso ninguno hace exactamente la especialidad que necesitamos, está Santa Rita, que es la patrona de los imposibles (y la encargada de que no nos quiten las cosas que nos dieron, aunque esto no lo hace muy bien ). Y luego, los colectivos que se arrogan santos (como en exclusiva)... todo el mundo sabe que San José era carpintero ( y tenía mucha paciencia, el pobre ), y por t

Desde el desierto informativo...

... el silencio, la ausencia bloggera, la desaparición cibernética, llamadlo como querais, porque tengo la ligera impresión (no comprobable en estos momentos por falta de tiempo) que ya utilicé este título en un post de la UAP. In any case, como diría quien yo me sé, o anyway, como diría yo mismamente sin ir más lejos, he descubierto que soy bastante burra, porque mientras ue yo pensaba que el trabajo de la Corte Penal Internacional lo podía entregar hasta el 31 de julio, en realidad lo puedo entregar hasta el 1 de julio (yuhu, treinta días justitos de diferencia), así que esta semana tocan sesiones maratonianas de santa y justa indignación leyendo sobre impunidad de crímenes contra la humanidad (no le va a venir nada bien a mi estómago, esto), y noches larguísimas revisando notas a pie de página. Menos mal que había sido previsora.... Así que ahora me sumo en el silencio informativo por lo menos hasta el sábado, y no os cuento que estoy yendo a un seminario de economía en Villa Mondr

Esperando

Siempre esperando, desde el principio de los tiempos... ya no puedo recordar cuánto hace que espero aquí, sin moverme... a veces tengo la sensación de que te espero desde que el mundo es mundo, y a mi alrededor se han levantado civilizaciones y han caído, convertidas en polvo, una tras otra... a veces, tengo la sensación de que te espero desde hace sólo un instante, el tiempo que se tarda en parpadear... A veces, no sé que espero, otras veces, estoy tan segura de que vendrás, que reconozco tu silueta en la de todos los que pasan... A veces, estás en el silencio, en la lluvia, en los pasos ajenos, en las sombras... A veces, el mundo es un desierto gris, vacío de tus huellas... Pero sigo esperando, porque no tengo fuerzas para nada más... porque mi voluntad está ligada a ti, porque en aquel instante eterno, en el que el reloj dió las cuatro, en el que clavaste tus ojos en los míos, en el que el universo se detuvo a observar lo que sabíamos que nunca sucedería, en ese instante sublime, se

La palestra

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Después de muchos meses aquí, y de haber hecho mención en varias ocasiones, me doy cuenta de que realmente, no he escrito nada en particular acerca del gimnasio, o la palestra, como la llaman aquí ( cariñosamente, aunque es un nombre profético ). Me apunté allá por noviembre, en previsión de esas magníficas tardes sin nada que hacer de las que iba a disfrutar con este horario funcionarial que tengo ( y ahora aún más, con el de ver ano )... y porque después de haber empezado a dar saltitos en el de la uni, antes de que el máster apisonadora me cambiara la vida, la cosa me había gustado, contra toda suposición previa. La verdad es que después lo de las tardes, pasó a la historia, porque ya sabeis todos que soy hiperactiva y si no hago trescientas cosas a la vez, no soy feliz, pero bueno. Después de unas cuantas inspecciones en los alrededores, decidimos apuntarnos al que nos parecía más normal... bueno, o menos extraño, porque tenemos desde el acojonogimnasio con luces azules y bar donde

Lo que siempre le pasa a los demás...

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De entre toooodas las otras cosas que siempre les pasan a los demás, hasta que le pasan a uno mismo, existe sólo una que se ha cumplido siempre, al menos en mi caso. Mientras que los demás se ponen morenos, he asumido con el paso de los años, que yo sólo aspiro a ponerme como una langosta cocida y luego volver a mi blanco fantasma habitual. Recordaré toda la vida aquel verano en el que me pasé ocho horas diarias al sol, trabajando en los buses turísticos micro en mano, y cuando llegué en septiembre, un compañero de la uni ( qué majo ) me dijo: - ¿Dónde te has pasado el verano, debajo de una piedra? Y a pesar de esto, que es tan fácilmente demostrable como hacerme una foto en verano y una en invierno y tratar de encontrar la diferencia, todavía hay personas de buena voluntad en el mundo que me dicen: anda, te ha pegado el sol ( si, pero en el estómago, me ha dado un puñetazo! ). Claro, que eso es como encontrarles parecido a dos hermanos que no se parecen en nada, para que luego te diga

Moody times

Esta mañana he decidido, lo admito, una idea copiada directamente de una de las charlas de ayer, que me declaraba en huelga , y me he declarado. Después de una semana surrealista de trabajo, he cumplido mis servicios mínimos (eso si, servicios mínimos siempre, no como los de Cercanías, que me hicieron odiar las huelgas ajenas para siempre, incluso aunque llevasen razón!!) en lo que a estadísticas se refiere y me he dedicado a solucionar asuntos pendientes por internet. Cosas esenciales en la vida moderna tales como solucionar la estancia en Barcelona de cinco personas (no! 2-5-4, como una alineación de equipo del mundial), o al menos intentarlo fehacientemente, e investigar blogs ajenos (veánse links a la derecha, por cierto, gracias al Cronicas Disperso, porque me ha dicho mil veces que mirase uno de los blogs, pero como nunca le hago caso, no lo había hecho hasta la otra tarde... como los conciertos de Mojo Project , la verdad...), cosa que a medida que pasa el tiempo (bueno, en real

Ardiendo...

... delante de la hoguera, observando como el tiempo transcurre sin hacer nada, viendo como las imágenes de un pasado que podía ser nuestro, se arrugan y ennegrecen... los recuerdos que de tí guardo, cada vez se parecen menos a tí, y más a tu recuerdo... van perdiendo sentido a medida que la memoria se borra y se mezcla, en un torbellino de colores y recuerdos... al final, sólo quedarán unos jirones, y podré pensar que fuimos felices, porque no recordaré como éramos, sino cómo podríamos haber sido... cómo deberíamos haber sido... tal vez, como fuimos, cada uno en su espacio separado. Como si siempre hubiéramos hablado idiomas distintos, amor mío, entendiéndonos pero sin entendernos... como si cada vez que nuestras miradas se hubieran cruzado, hubiera habido un instante de confusión. Tal vez, nunca debimos conocernos; tal vez es la incógnita desvelada lo que hoy ocupa el espacio que antaño pertenecía a la esperanza... los sueños han sido reemplazados por la certeza de lo que nunca será,

Niente Sardegna, Villa Adriana

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Viernes por la tarde... salgo pronto de la oficina (uséase, me escapo, que ya les tengo a todos acostumbrados... creo que tengo un problema interno yo, con las horas de trabajo), llego a casa corriendo, me cambio de ropa, cogemos todos los bártulos, corremos al metro (y se nos escapa uno), llegamos a Termini y vemos el tren irse... Bueno, mejor dicho, lo oímos... Si la maldita estación de Termini tuviera los andenes del 25 al 29 donde los demás, no habría problema... pero no, los tiene casi en Roma Ostiense, con lo cual no hay quien llegue... Salimos en el siguiente tren a Civitavecchia, no nos podemos quejar, pasan cada veinte minutos... pero son justo esos veinte minutos que nos hacen falta, cuando llegamos a Civitavecchia, corremos al puerto (que está al lado de la estación, pero quinientos metros son muchos metros con las cosas a la espalda) y vemos el ferry que se va... Desolados, nos sentamos en la terminal de pasajeros y observamos los horarios... el siguiente ferry sale a las d

El cuarto Beatle

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Ya no queda romanticismo en este mundo... o peor, el poco romanticismo que queda, es de plástico y de Lo que necesitas es amor. Las cosas que podrían ser hermosas, acaban siendo comerciales y decepcionantes, como el juguete que se deseaba hace tanto tiempo, y se descubre que, en realidad, se rompe con mirarlo. El año pasado hice un post sobre esto mismo, cuando la noticia de Piano Man... (sigo diciendo que estaba mal de la cabeza seguro, porque no es normal llegar a algún sitio y pasarse no sé cuanto tiempo sin hablar)... es un caso flagrante, pero no el único; la pareja de la foto Le basier dans l'hôtel de villle , de Doisneau (me encanta, ya sabeis que la pongo por todas partes), que salió diciendo que reclamaban derechos de imagen, y luego ni eran ellos... En este mundo, ahogado por los mundiales de fútbol, no queda ya sitio para la imaginación. Ahora, que se retransmiten las guerras por televisión, ya nadie cuenta las cosas como podrían ser, sino que las tergiversa para que lo

La semana del apocalipsis

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En realidad este post comenzó a gestarse en una tarde de domingo (ay, los ensayos de teatro son lo mejor las largas tardes de domingo... también ir al cine es una buena opción), desde la semioscuridad de mi salón, mientras en la tele daba el cuarto clásico seguido... (Veinte mil leguas de viaje submarino. Nunca he logrado leer más de un capítulo de Julio Verne, pero me encantan las películas de sus libros. Así que desde el sofá engullidor (que ahora es azul y no amarillo, para los que ya lo conoceis), me puse a escribir mientras Nemo se dedica a tocar a Bach en el Nautilus). La única perspectiva era ver los fuegos artificiales de las fiestas del barrio (si, en Italia también hay de eso) por San Gioacchino, en su primer centenario, pero al final el plan fue anulado, dada la conjunción lluvia monzónica con anginas. La intención del fin de semana en casa, además de curar las anginas, era terminar el trabajo del curso de Ceremonia y Protocolo, que la semana anterior me había dado por mira

La duda, el frío.

La duda pende sobre mi mientras descanso estirada en la cama, mirando al infinito... Pende sobre mi como una sombra, como una amenaza, como una condena... Es como una nota indefinidamente sostenida en el tiempo, que no deja entrar la siguiente; es como aquel reloj parado en el tiempo, que se perdía en tu mirada infinita, hasta ocupar el mundo entero. Como el instante eterno antes de seguir respirando, un impasse continuo que me ahoga, como la tristeza, como tu ausencia, como el constante rumor de la lluvia, que no me distrae de tí. Me sumerjo en el mar de recuerdos y vivo otras vidas, hablo con otras voces, miro con otros ojos y siempre veo tus distintas caras... recorro todas las posibilidades con la punta de los dedos, para descubrir que cada vez, cada nueva combinación, me aleja; cada vez más deprisa, más frenéticamente, mientras sé que sobre mí, el tiempo se acaba, y llegará un momento en que todo sea definitivo, como un cristal que se enfría con la imagen equivocada... Recuerdo tu