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Mostrando entradas de diciembre, 2008

En la Puerta del Sol, como el año que fue

... otra vez el champagne y las uvas y el alquitrán,  de alfombra están.  Los petardos que borran sonidos de ayer,  y acaloran el ánimo para aceptar que ya pasó uno más... ... Y en el reloj de antaño, como de año en año,  cinco minutos más para la cuenta atrás,  hacemos el balance de lo bueno y malo,  cinco minutos antes de la cuenta atrás. El mismo rito, la misma noche, un año que cambia.  La noche de fin de año siempre me ha parecido mágica. Pero no con una magia de esas espectaculares a lo elfos y gnomos, ni a una magia burda como la de las series de televisión; sino más bien la magia cotidiana de lo misterioso y lo sorprendente, como los túneles que hay en algunas calles, que desembocan en lugares completamente distintos, o la magia sorprendente de un buen mago de cabaret. Es una noche en la que se repiten las mismas acciones, restando así una parte de la inseguridad que rodea a uno ( que en el fondo, es para lo que sirven todos los ritos, pero sobre eso, estoy preparando un post n

Noche en blanco

Decir las cosas en voz alta, porque al callarlas demasiado tiempo, se enmohecen esperando que alguien las entienda sin querer. Escuchar con atención, porque debajo de la voz del otro existe el silencio de lo no pronunciado. Mirar en el momento adecuado, porque la falta de una mirada o una sonrisa es el pecado imperdonable, como lo es una palabra de más. Siempre, miedo de tí, miedo del otro, y miedo de mí misma. Pienso mientras miro la pared vacía.  A veces siento que arrastro cadenas... ... todo lo que nunca dije, las palabras que se quedaron amargas, hechas un nudo en mi garganta... ... todo lo que dije de más, los secretos confiados a personas que no los merecían... ... todo lo que esperé en vano, las lágrimas desesperadas e incomprendidas... ... todo lo que deseé que nunca pasara, el miedo materializado... ... todo lo que quise creer, las mentiras que me conté a mí misma... ... todo lo que he olvidado, que pesa en el alma con el peso de la incomprensión.  No quiero temerte, pero te

Realidad vs. deseos

Una ya debería estar acostumbrada a la incompatibilidad de la realidad con los deseos, porque con la trayectoria vital que estoy eligiendo ( porque decir que la he terminado de elegir, o suponer que no me ha elegido ella a mi, es mucho suponer ), lidiar con la frustración, como explicaba hace poco, es una cosa que se aprende sobre la marcha. O eso, o se mete uno a cartero, que es menos frustrante (no digo que nada, porque sé de primera mano que hay quien se frustra con todo ).  A pesar de eso, es una costumbre teórica, que está sólo en nuestra mente; igual que uno está acostumbrado a la gravedad, y aún, así, cuando su taza preferida se cae del armario y se hace cisco, todavía se sorprende y dice: "pero si estaba ahí..." Hay varias formas de responder a eso, entre ellas la comprensión y la ironía. La comprensión implica una respuesta más emotiva al problema, del tipo: "lo siento.... ¿quieres salir a comprar otra?". La ironía está mucho peor valorada, porque degenera

Pieles de serpiente

Una vez leí en una revista, o vi en un reportaje ( divino don de la memoria, que me permite casi siempre recordar el contenido, pero no el continente ), que las serpientes, cada cierto tiempo, cambian la piel entera del cuerpo. A diferencia de los humanos, que la vamos cambiando celulita a celulita ( aunque hay quien se opone francamente a ello, y se lija constantemente con cremas exfoliantes, que debe ser fatal para la teoría que expondré a continuación ), las serpientes un día se salen de su piel, como quien se quita una camisa ( es difícil imaginarse a una serpiente quitándose una camisa sin patas, pero yo me las imagino ), y debajo tienen otra. A veces, incluso con dibujos diferentes.  Es un poco asqueroso (sobre todo, imaginad la piel abandonada, como una gigantesca peladura del sol), pero significa que la naturaleza utiliza formas de renovación bastante radicales. Tal vez mis dis funcionalidades son más reptilianas que humanas, pero al menos, son naturales.  Yo creo que ya he dej

Preexamen de conciencia o examen de preconciencia

Hay muchas cosas que puedo decir del 2008… la primera, que me parece mentira que 2008 en algún momento me pareciera “nuevo”… ahora ya se le ve gastado (¿cómo os imaginais al año viejo? Porque yo me lo imagino como un señor con anteojo (no gafas, anteojos) que mira por encima de los cristales y lleva coderas gastadas en el jersey)… como todos los años, pero acaso un poquito más, porque este ha sido un año cuanto menos, intenso. Y eso, que se me ha pasado volando, porque me lo he pasado trabajando como una burra. 2007 fue un año mediano (la tiranía de los promedios, como está de moda decir ahora), con cosas excepcionalmente buenas, como enamorarme de mi trabajo, y cosas excepcionalmente malas, como sacar cosas de su sitio porque ya no tenían nada que hacer ahí. 2008, aquí a punto de acabar ha sido un año bueno, en el que se han mantenido las cosas excepcionalmente buenas y se han multiplicado. Me alegra ver que yo tenía razón con mis pronósticos de año nuevo el año pasado… espero que los

El principio del fin

Direis que estoy muy callada, y es verdad... es difícil explicar todo esto, y además, tengo la sensación de que ya lo he explicado muchas veces. Claro, es la enésima vez que hago las maletas, es la enésima vez que digo que mi vida cabe en seis cajas ( de hecho, esta vez, probablemente en menos ), es la enésima vez que me marcho a lo desconocido ( que, pian piano, me empieza a parece cada vez menos desconocido, a la vez que lo pasado me resulta menos conocido ). Y qué? Pues lo de siempre, que esto es mi casa pero ya me voy, en parte porque me he cansado, en parte porque ya toca y yo trato de no discutir mucho con mi destino, porque de momento, se porta muy bien conmigo.  Ha empezado la cuenta atrás, pero ya tengo experiencia: listas de cosas, miles de detalles que tener en cuenta... cerrar las maletas, y hacia delante. Dos maletas enviadas ya a casa... el principio del fin. Esta vez hay diferencias, sin embargo (será la experiencia); las maletas van más organizadas, la cosa está más pen

Un cazapa, por favor

Pues la última visita no ha terminado tan bien como parecía, pero eso son cosas que pasan por repetir muchas veces en el aeropuerto que había la visita que mejor había salido. Como el soldado que en una película enseña la foto de su rubia novia y dice que ella lo está esperando allá en Kentucky. Claro, se lo cepillan, es demasiada la tentación. Pero ya llegaremos a eso... El caso es que todo fue bien, los monumentos se dejaron ver, hizo un tiempo magnífico, los chapines colaboraron con entusiasmo y lo pasamos estupendamente... ha sido el principio del final, eso sí. El tour completo del lago, chichi, tikal, monterrico... enseñando este país creo que por última vez, dando el briefing de seguridad por última vez y viendo los paisajes y a la gente a través de ojos ajenos. Ha sido divertido, sip. Ya no diré que ha sido lo mejor, porque igual la cosa empeora... y el pobre R con dengue en el hospital. Sólo diré: un cazapa, por favor. Tencenario, si tienen.

Y tú hablando por el skype...

Un día haré un libro decálogo con mi filosofía para la vida. Este es el enésimo post sobre la prosaicidad de las cosas... Al final, lo que de verdad cuenta, son las cosas de todos los días, las reales. Uno puede hacerse, como dicen aquí, un montón de chaquetas mentales, filosofar sobre el sentido de la vida, pero al final, las cosas que quedan, son las pequeñas. Qué recuerda uno de quién se ha ido? Pues que le gustaba tomar café por la mañana, o cómo se reía, o que siempre decía tal cosa... y las cosas prácticas. Hoy me doy cuenta, por una serie de estúpidas circunstancias que no vienen al caso, que lo que más pesa, es solucionar las cosas. Bueno, en realidad yo ya lo sabía, pero es un refuerzo de mi conocimiento previo (y según la teoría post modernista, cualquier evidencia que recabe sobre este tema, me llevará a reforzar mi conclusión). Pero os pondré un ejemplo práctico: Digamos que una atolondrada jovencita,después de levantarse a las cinco de la mañana y salir del trabajo casi a