Y tú hablando por el skype...


Un día haré un libro decálogo con mi filosofía para la vida.
Este es el enésimo post sobre la prosaicidad de las cosas...

Al final, lo que de verdad cuenta, son las cosas de todos los días, las reales. Uno puede hacerse, como dicen aquí, un montón de chaquetas mentales, filosofar sobre el sentido de la vida, pero al final, las cosas que quedan, son las pequeñas.
Qué recuerda uno de quién se ha ido? Pues que le gustaba tomar café por la mañana, o cómo se reía, o que siempre decía tal cosa... y las cosas prácticas.
Hoy me doy cuenta, por una serie de estúpidas circunstancias que no vienen al caso, que lo que más pesa, es solucionar las cosas. Bueno, en realidad yo ya lo sabía, pero es un refuerzo de mi conocimiento previo (y según la teoría post modernista, cualquier evidencia que recabe sobre este tema, me llevará a reforzar mi conclusión). Pero os pondré un ejemplo práctico:
Digamos que una atolondrada jovencita,después de levantarse a las cinco de la mañana y salir del trabajo casi a las once de la noche, se olvida de meter el caragdor móvil (y ya que estamos, el cacharro de las lentillas) en la maleta para el día siguiente, para Antigua.
Por supuesto, de esto se da cuenta cuando va en el coche por el camino, cantando Amor de Hombre por la carretera, y llegando horriblemente tarde (por otra serie de circunstancias que no son relevantes para el caso que nos ocupa). O sea, que ya no tiene remedio.
Cuando, después de medio perderse, llega al hotel donde es el evento al que acude, oye el primer pitido de su teléfono. Ops.
Después, se da cuenta de que tampoco les ha dicho a sus amigos, que llegan de Tikal, cuál es el hotel en el que van a estar...
Doble ops.
Antes de que muera el teléfono, realiza una serie de llamadas desesperadas, que no son atendidas, porque la ley de Murphy así lo especifica.
Cuando se quiere dar cuenta,el teléfono ha dejado de luchar contra los elementos, y ella ya no puede llamar...

Y es cuando las cosas prácticas de la vida cobran valor, porque aparece alguien que da, en menos de cinco minutos, cuatro soluciones prácticas al asunto, y al final, acaba llamando a los viajeros, dejando a nuestra heroína con la tranquilidad mental de que la visita no se va a perder en el éter de Guatemala (lo que podría pasar perfectamente, ni pensarlo quiero...).

Así que al final, y a prescindir de consideraciones filosóficas (básicamente la pregunta del millón de dólares, el que diga que no la ha pensado miente como un perro), lo que pesa son estos detalles. O un esfuerzo hecho justo a tiempo, pero sin el cual las cosas habrian sido completamente distintas...
Amplifica eso diez mil veces, multiplicalo por veinticinco. Súmalo a tus conocimientos previos y reconoce una gran verdad; las verdaderas pruebas de amor se reflejan en las cosas de todos los días. Si no, lo que son es novelas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amistad, friendship, amitié, freundschaft, amicizia...

Una semana más

Viajando