La bellissima despedida de la ciudad eterna
He oído que dos millones de personas, aunque sospecho que aquí siempre dicen que han acudido dos millones de personas a todo... en cualquier caso, es posible que ayer por la tarde, por la noche y esta mañana, hubiera dos millones de personas en la calle... o más.
La Notte Bianca, la mejor despedida que me podía dedicar la Ciudad Eterna... vestida de gala y de vida toda una larguísima noche mágica, llena de eventos especiales, de representaciones, de actuaciones, de música, en resumen, de Meraviglia, de Poesia, de Mistero, de Gioco, de Festa...
Habría que haber tenido el don de la uibicuidad para verlo todo. Obviamente, no tenemos esa suerte, así que las aguerridas aventureras P et moi, nos diseñamos un un plan perfecto, un itinerario por el amplísimo centro de la ciudad siguiendo una serie de eventos de entre los más de cuatrocientos que componían el programa de la noche.
El ajuste al tiempo real fue un poco peculiar, pero logramos ver casi todo lo que nos propusimos...
El viernes por la noche nos fuimos a comprobar la conversión del Gazometro en el Luxometro, un monumento de luz dentro de una antigua área industrial en reconversión. Espectacular, especialmente verlo moverse con la música de fondo... y la noche acabó a la romana, despidiéndonos del verano con una aténtica grattacheca en el Testaccio.
Y al día siguiente, pusimos en marcha el plan. De puro despistadas, se nos pasó la hora de visitar el jardín del Centro Japonés, que lo hemos tenido que poner en la lista de cosas a hacer aún este mes... así que empezamos por la segunda etapa, la representación de Asesinato en el Orient Express en un tren antiguo, al final del andén 1 de la estación Termini. Cierto es que nos tocó verla en pie y que uno de los actores se hizo un poco un lío, pero la cosa quedó interesante...
La siguiente etapa era La Noche Española en la Piazza del Cinquecento, en la que estuvimos aproximadamente diez minutos, porque no nos gustó especialmente, aunque es curioso ver los anuncios internacionales de San Miguel. Después de observar el espectáculo en el escenario y en el público, nos dirigimos a hacer la primera parada técnica, que incluyó cena a base de pizza en el cuartel general. La siguiente etapa, a la que nos dirigimos en un ruidosísimo tranvía, incluía ir al Bioparco a obervar algunos animales por la noche, pero fue el segundo mal cálculo de la noche. No obstante, fue ampliamente compensado por los que bautizamos como I pesciolini del lago de Villa Borghese... espectáculo en el que los peces voladores se mecían por encima de los patos desvelados, y un cisne al fondo del estanque se hacía el remolón con las fotos. Es increíble como un poco de trabajo escénico puede transformar un lugar, aunque si el sitio parece ya mágico de por si...
Tras el momento chill out en el que nos abandonamos al furor fotográfico, nos dimos un entrañable paseo por Villa Borghese y ver la vista de la ciudad iluminada desde el Pincio. Parecía que había un montón de hogueras de diferentes colores, la ciudad era un hervidero de colores. Después de un buen rato, logramos atravesar la Piazza del Popolo entre el barullo ciudadano... en el sitio donde cualquier otra noche de sábado a estas horas habría habido un espacio desierto, había montones de grupos disfrutando del fresquito, que empezaba a transformarse, a decir verdad, en frío... a veinte metros de altura, habían estado haciendo un espectáculo de funambulismo.
Hicimos la segunda parada técnica y ya a las cuatro y pico de la mañana, con el tercer mal cálculo de la noche a cuestas, perdimos Indovini di Nuvole en el Ponte Sant'Angelo, donde enseñaban elfos, aunque no creo que fueran de verdad (visto que no eran un Circo de Criaturas Mágicas) decidimos acercarnos a los foros. Para ello, vimos el Trastevere con su encantador ambiente habitual, la fiesta en la Piazza della Boca della Verità, el Circus Maximus en el Circo Massimo y el Colosseo iluminado... con dirección a los Mercados de Trajano... que, oh, maravilla, no fueron nunca un mercado! (Recibieron el nombre en las primeras excavaciones, encargadas por el amigo Mussolini. No te acostarás sin saber una cosa más.) Nos enseñaron el Gran Aula, que han abierto ahora al público, y nos explicaron que el año que viene, los Mercados serán el Museo de los Foros Imperiales, donde recogerán restos encontrados en los foros con sus correspondientes reconstrucciones... de lo que nos enseñaron, parece que seré exactamente el museo que le falta a la ciudad eterna... me pregunto si no le quitará encanto a las ruinas que uno se pueda hacer idea de cómo era todo.
Después del Mercado, nos fuimos al Campidoglio, a gozar de la vista sobre los foros, y nos encontramos con un montón de gente dormida y/o hipnotizada en un concierto de piano y cuerda que hacía la plaza aún más surreal de lo que ya es normalmente. Con la vista de los foros que no me cansará nunca delante de los ojos, fuimos bajando hacia la Avenida de los Foros Imperiales para regresar tranquilamente por donde habíamos venido, y subir ya con una cierta urgencia al Gianicolo a ver el alba desde el mejor punto de la ciudad. Cuando llegamos al Piazzale Garibaldi, nos encontramos con montones de parejas y grupos que habían tenido la misma idea que nosotras, pero el ambiente era tremendamente tranquilo. Había otro concierto, esta vez de piano y solista, interpretando bandas sonoras,escuchamos un trozo de West Side Story... viendo el amanecer más mágico que he visto.
De hecho, no recuerdo más que dos amaneceres como el de hoy.
Y una vez más, me he convencido, de que el sol sale siempre justo después de la hora en que más frío hace. Aunque siempre parezca que no termina nunca de surgir.
Y la noche ha acabado como todas las noches, en un prodigio de luz, y en un caffé cornetto en una de las cafeterías más conocidas de Roma, debajo de mi casa. Peccato, que no puedo probar el famoso cappuccino de leche de cabra... Pero no ha sido como todas las noches, sino mucho más especial.
Y cuando me metía en la cama, sospechando que a la Noche Blanca no iba a seguirle un Día Negro, a pesar de las predicciones interiores, he pensado que, al fin y al cabo, la vida es corta pero ancha.
P.S.
Estaba yo haciendo un examen de italiano, mientras cambiaba el mundo.
Hace cinco años del 11S.
Y no sé si estamos todavía en estado de shock o no.
La Notte Bianca, la mejor despedida que me podía dedicar la Ciudad Eterna... vestida de gala y de vida toda una larguísima noche mágica, llena de eventos especiales, de representaciones, de actuaciones, de música, en resumen, de Meraviglia, de Poesia, de Mistero, de Gioco, de Festa...
Habría que haber tenido el don de la uibicuidad para verlo todo. Obviamente, no tenemos esa suerte, así que las aguerridas aventureras P et moi, nos diseñamos un un plan perfecto, un itinerario por el amplísimo centro de la ciudad siguiendo una serie de eventos de entre los más de cuatrocientos que componían el programa de la noche.
El ajuste al tiempo real fue un poco peculiar, pero logramos ver casi todo lo que nos propusimos...
El viernes por la noche nos fuimos a comprobar la conversión del Gazometro en el Luxometro, un monumento de luz dentro de una antigua área industrial en reconversión. Espectacular, especialmente verlo moverse con la música de fondo... y la noche acabó a la romana, despidiéndonos del verano con una aténtica grattacheca en el Testaccio.
Y al día siguiente, pusimos en marcha el plan. De puro despistadas, se nos pasó la hora de visitar el jardín del Centro Japonés, que lo hemos tenido que poner en la lista de cosas a hacer aún este mes... así que empezamos por la segunda etapa, la representación de Asesinato en el Orient Express en un tren antiguo, al final del andén 1 de la estación Termini. Cierto es que nos tocó verla en pie y que uno de los actores se hizo un poco un lío, pero la cosa quedó interesante...
La siguiente etapa era La Noche Española en la Piazza del Cinquecento, en la que estuvimos aproximadamente diez minutos, porque no nos gustó especialmente, aunque es curioso ver los anuncios internacionales de San Miguel. Después de observar el espectáculo en el escenario y en el público, nos dirigimos a hacer la primera parada técnica, que incluyó cena a base de pizza en el cuartel general. La siguiente etapa, a la que nos dirigimos en un ruidosísimo tranvía, incluía ir al Bioparco a obervar algunos animales por la noche, pero fue el segundo mal cálculo de la noche. No obstante, fue ampliamente compensado por los que bautizamos como I pesciolini del lago de Villa Borghese... espectáculo en el que los peces voladores se mecían por encima de los patos desvelados, y un cisne al fondo del estanque se hacía el remolón con las fotos. Es increíble como un poco de trabajo escénico puede transformar un lugar, aunque si el sitio parece ya mágico de por si...
Tras el momento chill out en el que nos abandonamos al furor fotográfico, nos dimos un entrañable paseo por Villa Borghese y ver la vista de la ciudad iluminada desde el Pincio. Parecía que había un montón de hogueras de diferentes colores, la ciudad era un hervidero de colores. Después de un buen rato, logramos atravesar la Piazza del Popolo entre el barullo ciudadano... en el sitio donde cualquier otra noche de sábado a estas horas habría habido un espacio desierto, había montones de grupos disfrutando del fresquito, que empezaba a transformarse, a decir verdad, en frío... a veinte metros de altura, habían estado haciendo un espectáculo de funambulismo.
Hicimos la segunda parada técnica y ya a las cuatro y pico de la mañana, con el tercer mal cálculo de la noche a cuestas, perdimos Indovini di Nuvole en el Ponte Sant'Angelo, donde enseñaban elfos, aunque no creo que fueran de verdad (visto que no eran un Circo de Criaturas Mágicas) decidimos acercarnos a los foros. Para ello, vimos el Trastevere con su encantador ambiente habitual, la fiesta en la Piazza della Boca della Verità, el Circus Maximus en el Circo Massimo y el Colosseo iluminado... con dirección a los Mercados de Trajano... que, oh, maravilla, no fueron nunca un mercado! (Recibieron el nombre en las primeras excavaciones, encargadas por el amigo Mussolini. No te acostarás sin saber una cosa más.) Nos enseñaron el Gran Aula, que han abierto ahora al público, y nos explicaron que el año que viene, los Mercados serán el Museo de los Foros Imperiales, donde recogerán restos encontrados en los foros con sus correspondientes reconstrucciones... de lo que nos enseñaron, parece que seré exactamente el museo que le falta a la ciudad eterna... me pregunto si no le quitará encanto a las ruinas que uno se pueda hacer idea de cómo era todo.
Después del Mercado, nos fuimos al Campidoglio, a gozar de la vista sobre los foros, y nos encontramos con un montón de gente dormida y/o hipnotizada en un concierto de piano y cuerda que hacía la plaza aún más surreal de lo que ya es normalmente. Con la vista de los foros que no me cansará nunca delante de los ojos, fuimos bajando hacia la Avenida de los Foros Imperiales para regresar tranquilamente por donde habíamos venido, y subir ya con una cierta urgencia al Gianicolo a ver el alba desde el mejor punto de la ciudad. Cuando llegamos al Piazzale Garibaldi, nos encontramos con montones de parejas y grupos que habían tenido la misma idea que nosotras, pero el ambiente era tremendamente tranquilo. Había otro concierto, esta vez de piano y solista, interpretando bandas sonoras,escuchamos un trozo de West Side Story... viendo el amanecer más mágico que he visto.
De hecho, no recuerdo más que dos amaneceres como el de hoy.
Y una vez más, me he convencido, de que el sol sale siempre justo después de la hora en que más frío hace. Aunque siempre parezca que no termina nunca de surgir.
Y la noche ha acabado como todas las noches, en un prodigio de luz, y en un caffé cornetto en una de las cafeterías más conocidas de Roma, debajo de mi casa. Peccato, que no puedo probar el famoso cappuccino de leche de cabra... Pero no ha sido como todas las noches, sino mucho más especial.
Y cuando me metía en la cama, sospechando que a la Noche Blanca no iba a seguirle un Día Negro, a pesar de las predicciones interiores, he pensado que, al fin y al cabo, la vida es corta pero ancha.
P.S.
Estaba yo haciendo un examen de italiano, mientras cambiaba el mundo.
Hace cinco años del 11S.
Y no sé si estamos todavía en estado de shock o no.
Comentarios
Mírate a ti misma, sin ir más lejos...
Sólo veo reflejos... hermosos, pero reflejos.