Vacaciones capítulo VI: Mis hermanísimos en la ciudad eterna

Nos encontramos en Fiumicino... y yo que estaba preocupada porque me tenían que esperar dos horitas en el aeropuerto, nooo, el handling proveyó por mi, tardando casi casi ese tiempo en sacarles a ellos la maleta, así que me los encontré dentro. El que sí que no proveyó fue el conductor que no vino a buscarnos... lo cual me llenó el lunes de pollos telefónicos, llamando a Iberia por las doce horitas de espera y llamando a la compañía de coches. No es que ninguno de los dos haya resultado especialmente efectivo aún, pero bueno.
Una semanita de guía de nuevo, cuánto me gusta esta ciudad. Y buscando iglesias escondidas en el mapa... de las cuales, gracias a los horarios de apertura, es imposible hacer una ruta coherente. La pregunta es: ¿por qué en Italia la gente siente la necesidad de tener unos horarios de apertura tan poco regulares?? La respuesta es; probablemente para fastidiar al prójimo, no cabe otra explicación. Sant'Ivo a la Sapienza, Sant'Ignazio, San Carlo alle Quattro Fontane, San Luigi dei Francesi, San Pietro in Montorio, Sant'Andrea all Quirinale... Impossible Mission Free... no es que no de tiempo a ver todas las iglesias de Roma, es que además los horarios son como para hacer un psicotécnico antes de meterse con ellos.
Por otra parte, como sospechaba, mi querido hermanito, tenía un montón de chascarrillos sobre los arquitectos y las iglesias, plazas y monumentos en cuestión, aunque no se había preparado el viaje... Y fundamentalmente, me he aprendido la enésima historia curiosa sobre la Piazza Navona.
Claro, que el mejor descubrimiento ha sido la cantidad de gente en pelotas que hay representada dentro del Vaticano... y las interpretaciones de mi cuñadísima, que desde luego, pasan a los anales de la interpretación del arte... y, una vez que te lo dicen, no hay que ser muy retorcido para verlo!!!


La lástima de la semana ha sido el agosto romano... nadie por la calle, bares, restaurantes y tiendas cerradas... Dios mío, el testaccio sin gente que parece un barrio peligroso de las afueras, el Trastevere con carteles de chiuso per ferie fino al 9 di settembre, buone vacanze! En fin. Lo cual demuestra que la vida, la gente, en Roma lo es todo... Cerrados los mejores sitios para el aperitivo, la mitad de los restaurantes buenos, y fundamentalmente, acercarse a alguna parte si saber si vas a poder ir... eso, y volver tarde a casa por el servicio aún más pésimo de lo habitual, con S poniendo la banda sonora...
Moraleja: nunca mais un agosto en la ciudad eterna.

Y lo más de la semana, en retrospectiva, es que no me dijeron nada del sobri!!!! Esperando la confirmación, que estaban... ya decía yo que tenían muy claro el día que se iban a subir a ver a mis padres... jejeje. Y estuve a punto de chincharles con el tema un par de veces!!!

Les convencí para que se llevaran una maleta (y se ofrecieron voluntariamente a llevarse una más grande, digan lo que digan, ya me contarán qué le dijeron a la del check in) y la última noche me la pasé preparando maletas... bueno, haciendo unos impresionantes logísticos para meter las cosas en la minimaleta de azafata que me acompañó en el tour europeo... lo cual es una prueba irrefutable de que la práctica lo es todo. Ahora estoy convencida de que todo lo que hay en mi habitación, se va en maletas...
El sábado, dejando a los hermanísimos las llaves y las indicaciones de como llegar por la noche al aeropuerto, agarré la minimaleta y el taco de reservas de vuelos, y salí para el aeropuerto, otra vez... camino a Berlín!

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