Miércoles extraño


Tras tres noches sin dormir el mundo empieza a cobrar un tinte raro... o más bien, pierde el color, y, como en una fotografía en blanco y negro, los detalles saltan a la vista. Y te preguntas por qué no los habías visto antes... como ponerse las gafas siendo miope.

La espera se está convirtiendo en algo angustioso, máxime porque desde ICEX insisten en mandarme de vuelta a la ciudad eterna (aún no sé si es mala fe o qué)... si pudiera saber qué pasará dentro de un mes, o pudiera hacer algo para acelerarlo todo... mas, no está en mi mano.
El mundo es ciertamente irónico.
Igual habría hecho lo posible por quedarme allí... aún no sé, después de volver, las ganas que de verdad tenía de irme.
Que me quiten lo bailao, me dice una vocecilla desde el fondo de mi mente.
Y tiene razón, de no haber ido, no sería yo misma.
Aunque aún me falta un pelín más de cinismo para terminar de reirme de verdad de las cosas que suceden.

¿Por qué después de conversaciones que no querías mantener, entiendes tantas cosas que nunca te preguntaste? Si pienso en tí, siento que esta vida no es justa...

Oiga, ¿quién demonios diseñó este plan? Es que yo quiero pedir una hoja de reclamación, porque a mi no me advirtieron que esto era igual de absurdo y de inexorable que una tragedia griega...



Pero, seamos pacientes una noche más, un día más, como si los días no contaran en el reloj de arena de mi vida, que corre incesantemente. Vayámonos a la cama y sumerjámonos en una novela, y soñemos con los protagonistas, si la lluvia que no deja de golpear en las ventanas, nos deja dormir.
Tengo el poder de atraer los rayos....



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