Como un papel en blanco


Lo único que no me gusta de escribir en internet, es que no puedo acariciar la superficie e imaginarla llena de letras azules (o negras, depende, aunque siempre me ha gustado más el bolígrafo azul, BIC, de los de andar por casa) antes de ponerme a escribir. Es una cosa que compenso mirando la pantalla un momento antes de empezar. No es igual, es un sustituto al que uno se acostumbra, pero es una forma de cumplir con el rito. Porque la vida está llena de pequeños ritos (que se mezclan con otro montón de pequeñas cosas, para hacer una mezcla incierta de grandes pequeñeces).
Así que os confieso que yo echo de menos pasar la mano por el papel, con los dedos extendidos, notando las fibras bajo la yema de los dedos. Y pensando de antemano en la estructura de aquello que quiero escribir, aunque luego quede caótico y desestructurado, o a mi me lo parezca. Tal vez la próxima vez lo que haga sea pasar las manos por el teclado...

Lo más interesante de los ritos es cuando conoces a una persona lo suficiente como para saber cuáles son sus ritos sin que a veces, la misma persona lo sepa. Por ejemplo, hay quien siempre se deja la misma cantidad de café en la taza. Y hay quien hace el mismo gesto particular mientras se concentra, como poniendo las cejas en uve. Hay quien se muerde las uñas en un determinado orden, y quien se queda de pie poniendo el peso en el mismo pie.
Claro, podemos entrar en una discusión bizantina acerca de hasta dónde llega el rito y dónde comienza la manía...

Pero lo que más me gusta de los ritos es cuando descubres que alguien tiene el mismo rito que tú. Por ejemplo, cuando alguien siempre pide zumo de tomate en los aviones. O cuando alguien lee el periódico de atrás adelante. O cuando alguien baila de la misma manera en el ascensor. O cuando alguien mete, igual que tú, el dedo en la copa para removerla.
También tiene un lado tétrico... es posible que estemos todos programados por alienígenas, y solo haya un número limitado de modos de personalidad, y entonces los ritos no sean más que variaciones sobre el mismo tema; así como los dejà vu son fallos en matrix.
Pero prefiero pensar que son casualidades.

El otro día, conocí a una persona (con un interesante bagaje, de esos que no se reconocen a primera vista) que expresó en voz alta esa misma manía mía de: oh, mi vida sería tan distinta si hubiera hecho esto... Y saltó mi espíritu de contradicción... Quién sabe; tal vez estarías en el mismo lugar...

PS: esta tarde he estado comprando un vestido de boda: curiosamente, no para mí, sino para una amiga que tiene bodorrio la otra semana. Pero de todas formas, hoy me han anunciado formalmente que me puedo ir comprando una pamela... Los Púlguez van a pasar a ser una familia de las de verdad! Dios mío, qué lejos quedan aquellos días de especulaciones y ataques de risa en el cercanías, yendo y viniendo de clase. Mi más sincera enhorabuena. De verdad voy a ir con pamela!!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Enhorabuena!!! Jo, qué emocionante es esto de enterarse de las cosas por adivinanzas, a través de tu blog!!

Por favor, no quiero fotos ni de la novia ni del novio... las quiero de tu pamelón!!
Anónimo ha dicho que…
Lo de leer el periódico de atras alante, lo has heredado de mí y yo de mi padre. ¿y lo de metger el piquito del sobrecillo del azucar dentro de este una vez azucarado el café?.
Si, el chicle te lo pegó aquel n iño de la guarde que tu decias que olia mal.
Besitos....

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