Vacaciones capítulo V: De tapas por Barcelona y el Prat de cerca

Lo primero que hicimos nada más llegar a Barcelona fue tumbarnos a la bartola un rato! A pesar de que el viaje no había sido especialmente cansado, las rutas cansan por el viaje acumulado. Nos costó un ratín encontrar el sitio, aunque estaba al lado del estadio, y no tenía pérdida! En fin. Después, lo segundo que hicimos, mientras bajábamos a coger el metro, fue pensar una maldad.
A J le llegó un sms de la pobre C, y la primera reacción fue contestar: no sé si llegaremos mañana a Barcelona. Besos.
Después, nos metimos en el metro (tras conseguir un plano en la taquilla y un ticket en una máquina de última generación!), sin cobertura, y se nos empezaron a ocurrir maldades. Al final, acabé llamándola y convenciéndola de que nos habíamos envenenado comiendo mejillones fritos (que de verdad los comen fritos!) y J no podía moverse de la cama! Le dije que habíamos hablado con la de la agencia y que estábamos en Nîmes, que no podíamos llegar a Barcelona porque J no era capaz de conducir... que para llegar, tendríamos que salir a las cuatro de la mañana, pero no quería despertarle al pobre... en fin, que la criaturilla se lo creyó todo, porque una es buena actriz, y porque lo que no nos pase a nosotros...
Luego pensamos que mejor no comíamos mejillones en ninguna parte... just in case.
El caso es que después de una noche loca en el Maremagnum, que no está mal, pero estaba lleno a reventar de italianos, dormimos poquismo y nos fuimos a buscar a C y C al aeropuerto maldito del Prat, dándoles una sorpresa! C nos confesó que se lo había contado a todo el mundo...
Decidimos que el mejor sitio para dormir el sábado por la mañana era la playa, y lo intentamos fehacientemente, pero empezó a llover. Al meno, los niños se pegaron una siestecilla y nosotras un paseo (hasta la sombrilla azul, que fue más emoción de lo que pudimos soportar...)
Playa: 2 Lilith: 0
Así que nos fuimos a dormir a casa un rato, y luego salimos a hacer la ruta turística por la ciudad, y vimos las Ramblas, el Puerto, la Plaza de Cataluña y no conseguimos encontrar ningún sitio decente para tomar unas tapas... ni investigando en el Borne, siguiendo consejos de naturales y habitantes de la ciudad. De hecho, dedujimos que son tapinas, lo que ponen allí! A las pruebas me remito.
La noche la acabamos subiendo a Montjuic a ver el espectáculo de luces, que ya se había terminado cuando llegamos (bueno, mis amigüitos lo vieron a la noche siguiente, espero alguna foto) y tomando una copichuela en el Pueblo Español, donde nos maltrató un camarero. No fue el primero en maltratarnos, pero nos sentó fatal!
Después, el domingo por la mañana, nos subimos al Parque Güell, precioso.
Nos pegamos una caminata de aquí te espero, porque además al entrar entramos por donde no era, y nos pegamos la vuelta al parque entero... entre montones de turistas y casi todo en cuesta... pero qué vistas... Nos costó encontrar el famoso dragón (uno de los varios que he visto estas vacaciones!), pero lo encontramos. Ahora, que casi no salgo viva, porque resulta, que hay estratégicamente colocadas unas piedras (técnicamente conocidos en la jerga como pedrolos) que, si tú vas mirando cómo hace la gente fotos a la terraza sobre la columnata, pues no las ves. Y claro, te las comes, con el consiguiente morrazo al otro lado de la piedra en cuestión. Sólo recuerdo que vi la piedra cuando mis pies ya la habían notado, y era demasiado tarde, el suelo se acercaba vertiginosamente hacia mí. La que más sufrió fue la pobre cámara, que estuvo un rato sin atinar a hacer fotos (el resultado lo podeis ver en el album)... bueno, y mi dignidad, porque la caída no tuvo ninguna elegancia... Creo que J, cuando constató que no me había abierto la cabeza y empezó a partirse, incluso hizo alguna foto! Crueldad suprema.
En fin. Después de quedar bien en el Parque Güell (menos mal que fue cuando nos íbamos) y salir de allí con un codo lesionado, tras quedar atrapados en la Diagonal (haciendo glorietas que no existen!) nos fuimos a comer tranquilamente (al VIPS! Que sabemos cómo son las raciones!) y acabamos la comida arriesgándonos a quedar de nuevo atrapados en la Diagonal yendo a ver la Sagrada Familia, porque no puede uno pasar por Barcelona y no ir a ver la Sagrada Familia... la verdad, no es que me guste especialmente, pero es característica. Luegos nos fuimos a casa, a echar un poco la siesta y a recoger mi maleta.
Barcelona, la verdad, no me gustó tanto como me había gustado la primera vez... sobre todo, porque veníamos gratamente sorprendidos del sur de Francia... Lo que sí me gustó que nos reuniéramos e hiciéramos turismo moderado, aunque no fuera el finde loco que nos habíamos propuesto al planear el viaje. Aunque a última hora, el cansancio acumulado se impuso. Una semana sin parar, intensa y divertida...
A las siete estábamos en el aeropuerto, y mi vuelo parecía salir sin retraso ni nada de eso (aunque un azafato bastante torpe tardó un montón en hacer la facturación a los que iban delante!), aunque no las tenía yo todas conmigo. Sin embargo, sí, salió puntual, llegamos sin retraso ninguno y no me perdieron la maleta. Bien está lo que bien acaba... dicen.

Sigo esperando que Iberia o Aena me digan algo de mi reclamación!

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