Vacaciones capítulo III: Carcas sonne!

Personalmente, a parte de las vistas espectaculares de las montañas, Carcassonne ha sido lo que más me ha gustado de todo lo que hemos visitado. La Citè, aunque se ve que hay partes reconstruidas, es absolutamente encantadora, sin dejar de ser impresionante... Dejas el coche aparcado fuera, y de repente te teletransportas a la Edad Media, con las calles empinadas, dentro de las murallas enormes, con las torres en punta como las de un castillo de cuento. Casi casi, esperaba encontrar un dragón a la vuelta de la esquina... afortunadamente no nos lo encontramos, aunque sí muchos turistas (lo que yo no sabía es que al final, acabaría encontrando dragones este verano!). Lo que sí vimos, fue unos pedazo de caballos percherones (qué emoción, nunca había visto uno de cerca, que cosa más grande de bichos!) que llevaban el carro de los turistas, muy circunspectos ellos (los caballos, no los turistas). Cenamos en la Dame Carcas, por recomendación (solicitada en francés, a mayor abundamiento de nuestros egos, y entendiendo la respuesta!) de la del hotel.

El hotel es caso aparte, porque los Formula 1 también son una experiencia ultraterrena... no sé si prefiero dejarlo a vuestra imaginación... bueno, os doy un par de pistas: es como un avión, pero con habitaciones!! Claro, que era barato... Allí había de todo, desde moqueta por el suelo hasta niños mezclados con perros en las habitaciones. Aparte de estar en la planta baja y sospechar que seríamos los primeros en ser atacados por la presunta loca que se escapase del presunto manicomio (para más inri, sin haber entendido la noticia de la fuga por la radio, qué triste es la vida del turista), la experiencia estuvo razonablemente bien en cuanto a relación calidad precio. Y las duchas, eran como las de aquella residencia de París donde no había un solo estudiante, en Nanterre, pero en blanco, y más pequeñas.

Bueno, a lo que iba antes del inciso del hotel; la Dama esta es la que da nombre a la ciudad, porque en un asedio, en el que habían matado a su marido, que gobernaba la ciudad, se le ocurrió tirar el último cerdo lleno de trigo, para que los asediantes pensaran que dentro aún tenían comida, y se desanimaran y se fueran. Como funcionó, cuando los habitantes de la ciudad vieron que los asediantes se iban, empezaron a sonar las trompetas de casa de la dama en cuestión, y se empezó a elevar el grito de Carcas Sonne!! Lo curioso es que la historia del cerdo la he leído yo en otro asedio y con otro bicho... cuántas mentiras se cuentan, y qué divertidas son. Alguien siempre me decía que estas cosas son las que siempre se quedan (por cierto, majo, que no sabes el exitazo de la historia de los cipreses en Grecia! Pero no adelanto acontecimientos).

A lo que voy; la etapa turísticamente más interesante, a nivel de cosas que ver, gastronómicamente hablando (que yo no sé si aquella noche tenía más miedo de la loca, o de no poder hacer la digestión de la cena!) y en global. Después de pasar la noche en el hotelito este, esperando que viniera alguna loca asesina o los super grillos (que son cigarras, al día siguiente nos enteramos! Pero cigarras de las que se ponen a discutir con las hormigas sobre qué hay que hacer en la vida... Jamás me cayó bien la hormiga de esa historia, qué pedorra y que ruin. Se ve que soy una cigarra!) nos comieran, nos fuimos al centro a montar en barquito por el Canal du Midi, donde vimos funcionar las exclusas. Curioso y entretenido, aunque la visita se nos hizo un poquillo larga, máxime porque como llegamos los últimos a sentarnos al barco, pues nos tocó separados, y no pudimos despellejar a los demás turistas... pero estuvo bien. Es una lástima que el Canal ya no se use más que para recreo, aunque claro, debía ser lentísimo. Y otra curiosidad para la crónica, el tipo que empezó a construirlo (no me pregunteis el nombre... Bueno, mejor dicho, no espereis una respuesta si me preguntais por él), ni era ingeniero ni nada, era un visionario que se fundió en la empresa su dinero y el de su mujer, para luego morirse antes de verlo terminado. Moraleja, no tengas ideas tan grandes que al final se queden sólo para que disfruten los turistas...
El caso es que cuando salimos de Carcassonne, dirección Narbonne y destino final Nîmes, ya para tres días, y esperando que el albergue diera un poco más de confianza a primera vista, porque íbamos a dormir más días, se empezó a levantarse el viento fuerte que nos acompañaría hasta el final del viaje (vent violent, soyez prudents!).

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