¿Dónde vamos?

Es una pregunta existencial bastante común, pero aunque yo tengo problemas existenciales como todo hijo de vecino (bueno, hay quien no los tiene, pero no vamos a entrar en la problemática de pasar por la existencia como un cesto con orejas) esta vez no me refiero a eso...
Leo últimamente noticias que me preocupan en los periódicos... Quiero decir que me preocupan, no que me sólo me cabrean como suelen normalmente.

Después de la revolución que está montándose en Francia, ahora se le ha ocurrido a alguien decir que hay que tener diálogo social... no está mal, lo que no sé es si han llegado a la conclusión ellos solitos, o lo han leído en algún manual... De verdad alquien esperaba que pasase sin hacer ruido una reforma que hace que despedir sin justificación a un joven, cuando no tiene experiencia, sea más fácil? Hay que hacer muchísimas reformas estructurales (= de las que duelen) en Europa si queremos seguir siendo los reyes del mambo; pero lo que no se puede hacer es hacerlas sin convencer a la gente de que son necesarias, y todavía menos, se pueden hacer así de mal.
Algo de lo que los políticos europeos no se dan cuenta es de que la gente no tiene en ellos la más mínima fe. No puede llegar un tío que ha estado metido en cinco mil escándalos y decir que "esta reforma es dolorosa pero, creedme, después será mejor...". Mejor dicho, puede hacerlo, porque es a lo que se dedican, pero no puede pretender que funcione, porque la gente va a pensar ¿mejor para qué? ¿para tu bolsillo?
Y lo peor, es que con estos miramientos y estas estupideces, la casa sin barrer, las medidas que se toman son parches sin sentido que se estorban unos a otros, y que no solucionan nada, ni siquiera en el medio plazo.

Seguimos examinando, y pasamos a mi querida Italia. Recientemente han descrito mi relación con ella como de amor odio, y es verdad.
Berlusconi es el mayor exponente de este tipo de político "melapelalagente", porque en este país ya se ha perdido todo tipo de moderación que alguna vez se haya podido tener. La campaña electoral está siendo la sucesión de eventos más vergonzosa que he visto nunca, y si contamos con que también estuve en Italia cuando la guerra de Irak, es mucho decir. Todavía no he oído a ninguno de los dos representantes decir si quiera generalmente lo que piensan hacer; están mucho más ocupados insultándose y llamando gilipollas a quien no les vote (léase Berlusconi en este caso)... la par condition ha ocupado muchísimo más tiempo en los debates que las medidas que piensan tomar para reactivar la economía. La promesa más firme que ha hecho Berlusconi ha sido que no iba a acostarse con su mujer hasta las elecciones. Y el profesor Prodi se hace la picha un lío cada vez que habla de números; igual en la cabeza los tiene claros... el problema es que Italia no necesita números, necesita que alguien haga algo.
Pero los italianos tienen lo que se merecen, porque son ellos quienes votan. Veremos la participación en las elecciones del domingo y del lunes, si yo fuese italiana, esos días me iría del país.

Alemania está demasiado ocupada mirándose el ombligo con el mundial de fútbol, veremos que noticias nos llegan desde allí después del 9 de julio... todo lo demás, excepto los casos de conciencia (convenios colectivos) está olvidado ante el frenesí mundialístico, porque eso es lo importante de verdad, lo saben hasta los chinos, que se desarrollan, pero no desarrollan los derechos humanos.
En el resto del mundo, la región de los Grandes Lagos tiembla por un caso de adulterio, cualquier excusa es buena para volver a los machetes. Y la justicia internacional pierde a Milosevic sin aclarar su caso y dejando que se cree un mártir; sin comentarios los casos de Sadam y de Pinochet...
De momento, lo único bueno que he leído es que han terminado de restaurar la Básilica de San Francisco de Asis, que taaaaantas veces vi cuando estaba en Perugia.

¿Pero qué nos pasa? ¿Por qué la gente no tiene las prioridades claras? O mejor, ¿qué clase de prioridades existen? Me comentaros que según una encuesta en Serbia, la mayor parte de los adolescentes (que no nos olvidemos, han vivido prácticamente la guerra) aspiraba a salir en la tele de mayor... se es más feliz, cuando no se sabe nada. No es la arruga, sino la ignorancia la que es bella!!
Ni Un Mundo Feliz, ni 1984; estamos evolucionando hacia una perversa mezcla entre los dos, marcada sobre todo por la indolencia.

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