El fin de semana del estupor

Érase una vez que se era, hace muuuucho tiempo, en un galaxia muy lejana, tres becarios que vivían en una casa muy bonita en el centro de la ciudad eterna. Estaban felices, aunque llovía bastante, y unas veces comían pasta y otras no, pero perdices no solían, por aquello de la gripe aviar.
El caso es que nuestros becarios vivían en paz y armonía hasta que llegó el fin de semana de la invasión....
Pero en realidad, la historia comienza mucho antes...

En diciembre, los miembros de la UAP me comunicaron su determinación de venir a verme, cosa que me alegró, en seguida lo marqué en el calendario (no sólo para que no se me olvidara, quiero decir); UAP y acólitos, pero el espíritu de la UAP ha impregnado el viaje entero; ay mis niños! Parecía mentira que se hicieran realidad todas aquellas cosas que decíamos en las mañanas del invierno uapero, cuando el final del máster tapadera era una hipótesis borrosa... en fin. El viaje ha sido divertido y acertado en todo menos en el clima, que tampoco ha sido de lo peor, porque ha llovido al principio y al final, pero hemos disfrutado de un fin de semana de sol! Han sido cuatro días llenos de colchones que se desinflaban, definiciones de la fineza, proposiciones indecentes inatendidas, caminatas turísticas que llevaron a que salieran mutantes en los pies de algunos miembros de la expedición, amenazas de ponerle huevo en la comida al alérgico si se portaba mal (que no lo hizo)... Me ha encantado, y sospecho que, como me decían esta mañana, ha sido un viaje especialmente acertado. Y desde la distancia de mi exilio quiero ofrecer apoyo, ese apoyo y esa unidad que siempre ha caracterizado a la UAP: cuando cada vez más miembros de nuestra valiente unidad empiezan a no encontrar el camino de baldosas amarillas, sólo me queda ofreceros cariño y apoyo, que hacen la vida más fácil.

Imágenes:


Visita Uapera al completo, en el Coliseo, foto realizada por el americano de la hermosa voz. Menos mal que ninguno está poniendo cara de romano...


Hermanísima de la Uapera L, posando en los Museos Vaticanos... En realidad no sé como habrá salido la otra foto que le estaban sacando, aunque supongo que bien...







El uapero J con una de las metas que se había propuesto en este viaje. Lástima que las demás hayan probado ser tan difíciles de conseguir... ¿por qué San Pietro in Vincoli (o Piccolino) lo cierran tan pronto?












El tranvía hacia el Trastevere... solo dos paradas de juerga continua en las que descubrimos cuál es la definición de ser fina.














Bailando, me paso el día bailando... en el hall de mi casa, diez minutos antes de que A y M se fueran a cerrar los bares... Y después de la salsa, el tango. Todavía quedan bailes pendientes, de todas formas.




Uapera L derrotada después de ver el Colosseo y el Palatino... aprovechando para sentarnos para descansar un pelín antes de retomar la marcha hacia el Trastevere.


¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¿Es Operación triunfo? Noooo, nosotros en el Palatino. Los más salaos de Roma.









Y como siempre... ¿qué significa el título?
Pues el título viene a causa de la visita de los extraños becarios de Budapest... O mejor, la extraña visita de los becarios de Budapest? Supongo que confirmaré este extremo cuando vuelva de allí en Semana Santa... bueno, o a lo mejor no lo confirmo nunca... La verdad es que al principio, cuando nos dijeron que venían (es decir, cuando les escribió mi compi R a instancias mías para preguntarles si me podrían alojar en SS, y respondieron que nos poníamos de acuerdo cuando vinieran en febrero...), nos asustaron, porque al principio eran cinco y después se fueron multiplicando... pero bueno, lo solucionaron ellos solos, porque se fueron a un hostal (nos dieron a elegir dos, y cuando les aconsejamos uno fueron al otro)... el caso es que desde el principio fue una incomprensión entre grupos, porque nosotros pensábamos recibir una visitilla y lo que nos encontramos fue con una panda dispuesta a hacer turismo sin pararse ni siquiera a hacerse una foto... porque, hay que reconocerles el mérito, se vieron Roma en un solo día... toda. Creo que solo les faltaron las catacumbas, y probablemente no fueron porque no les dijimos como se llegaba... Me pregunto si distinguirán una cosa de otra a estas alturas de la memoria.Quede claro, no es que les acuse de no unirse a nuestra juerga desaforada del sábado por la noche, pero no se puede llegar a cenar a casa de alguien y hablarle sólo para que te organice el itinerario al día siguiente.
El caso es que tengo la sensación de que, o seleccionan mucho a la gente para mandarla allí, o es que por el ambiente les cambia algo del carácter. De todo esto se salvan los dos niños que sí que se nos quedaron en casa, que se unieron sin tapujos ni recatos al momento fiesta...

Aquí esta la panda de los animados...



Toda la panda poniendo cara de foto excepto R y yo que ponemos mirada zoolander... primer plano, derecha e izquierda, los húngaros.


En esta todos poniendo cara de foto, incluido A a pesar de que agarramos de las orejas... nótense los colchones en el fondo del salón.







De todo el fin de semana, lo mejor el sábado por la noche: después de haber estado todo el día pateando, que ya no éramos personas, comimos cenamos a las mil en el trastevere y nos volvimos a casa, a descansar y esperar al resto de la gente, que se suponía que iban a venir. Evidentemente, no vinieron todos, sino una parte, pero la fiesta la montamos igual... y la fiesta estuvo llena de perlas: me aprendí el paso baso del tango (años después) con el Uapero J, aproximadamente a las tres y media de la mañana, cuando mi actual compi A y mi excompi M se iban a cerrar los bares... que cierran a las cuatro. A partir de ahora, para convencer a A de que salga a alguna parte, hemos decidido que lo mejor es decirle que quedan diez minutos para que cierren... Desde que A y M abandonaron la casa, empezó el desfile, porque el salón parecía la Gran Vía. Unos que se levantaban, un señor que pasaba, llamaban al timbre porque se habían ido a cerrar los bares sin llaves, otros hablaban: los diezmil de Budapest entraron a dejar las maletas (de hecho entraron hasta en la habitación de R sin llamar ni pedir permiso, para qué?), llamaron más todavía al timbre... al final, mi noche terminó cuando al girarme, me dí de manos a boca con mi compi de colchón, la Uapera L, porque el susodicho se había desinflado... y me desperté para descubrir que el helado del día anterior me había sentado a cuernos (quién me manda...). El caso es que la noche fue bastante insólita, y vi tanta gente pasar (seguramente soñé más de una incursión en el salón, aunque puede que no), que yo creo que en casa durmió gente que no era de la panda...

En fin, el domingo por la mañana nos fuimos al Vaticano y lo hicimos todo perfectamete: logramos entrar los últimos (absolutamente) en los Museos, en el día gratuito, y los recorrimos con tipos que iban cerrando las puertas de las salas a nuestras espaldas... aún así, logramos verlo todo (casi se me saltan las Estancias de Rafael, pero logré pararles a tiempo) antes de que nos echaran de la Capilla Sixtina. Y después de los Museos, esto es de lo que más orgullosa estoy de este viaje, nos subimos (si, si NOS) a la cúpula! Lo pasé fatal, de verdad, muy mal, pero logré subir hasta arriba. Asomarme ya no, me faltó presencia de ánimo y cuerpo, pero por lo menos logré ver las vistas desde lejos!! Pegada a la pared, pero subí! Y creo que casi fue peor bajar... por otro lado, el gimnasio se nota, porque quinientos y pico escalones, hiperventilando que estaba yo...menos mal que iba el Uapero J dándome la mano para que no me cayese redonda... ¡Menuda Indiana Jones estoy hecha!
El caso es que a estas alturas, lunes por la noche, cuando mis niños madrileños ya me han hecho todas las colgaditas que significan que han llegado sanos y salvos a la T4 (otra cosa es cómo salgan de allí), me ha dado una pena tremenda que se fueran... porque cuando estaban aquí, era como tenerlo todo: parte de lo que echo de menos de Madrid y parte de lo que me gusta de estar fuera... mi doble personalidad estaba feliz como una perdiz.
Y de vuelta a la armonía, me quedo pensando que es una pena que cuando lo estás pasando bien pase el tiempo tan deprisa... sniff. Me he quedado un poquito desamparada cuando les he subido a todos al taxi para el aeropuerto.

Pero bueno, la vida sigue... y esta mañana, la mala noticia del día ha sido que mi exalemán me ha llamado para decirme que no fuera a buscarle a ninguna parte porque no llegaba, resulta que había cogido el billete al revés, y en vez de salir de Hamburgo, tenía que salir de Roma... en fin... para consolarse, se ha ido a casa a deshacer la maleta, a llamar a su jefe para decirle que mañana va a trabajar, y a comprar otro billete, esta vez bien, para junio. Lo que debe haber sido un espectáculo habrá sido la cara de la del mostrador de AirBerlin en Hamburgo...
Y me imagino al pobre dándose cabezazos en el autobús hasta llegar a casa... menos mal que había sido de los billetes más baratos que hemos comprado nunca!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La verdad es que ha sido un fin de semana estupendo y a mas de uno nos ha venido de perlas el cambiar de aires; ha sido como retroceder al mejor de los pasados, volviendo a estar todos juntos y sin ninguna gana de volver a la realidad...

Un abatido uapero

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