Conversaciones místicas

No debe haber mucha afluencia por aquí, porque nadie me ha comentado esta semana el cambio del blog... bueno, ya se andará, alguien volverá, pondrá un comentario en facebook (cada día me gusta menos, pero es un mal necesario. Volviendo a mi atavismo español y envidioso, le he estado deseando al petardo del creador que le vaya mal en la bolsa. Al fin y al cabo, no ha hecho nada por el mundo... Bueno, como Steve Jobs... los héroes son cada vez más baratos y más cutres), y volverán los lectores. Espero. Aunque hace ya mucho tiempo que dejé de escribir en el blog para informar de mis andanzas - aunque eso también lo haga.

No estamos perdiendo el tiempo; llevo ya un par de semanas acumulando escenarios surrealistas con los que llenar las páginas - figuradamente - del blog, pero el que se lleva la palma es el Simpa. Será porque yo estoy trabajando de sol a sol (esto literalmente, anochece como a las 17, justo cuando salgo del trabajo), mientras que él, el pobre anda de un lado para otro batallando con un ejército de albañiles - si ya son malos en casa propia, imaginaos en la ajena -, pintores, electricistas, jardineros y un largo etc de gente que se pasea por la casa y el jardín que nos han tocado en suerte y que estamos dejando decentes. Todo esto, con un inglés que se está desarrollando a una velocidad a la vez desconcertante y escalofriante.

Estoy pensando en hacer una recopilación de los mejores momentos, esos en los que al Simpa le sale el Simpa que lleva dentro y da igual lo que les diga a los obreretes estos, sólo con el tono se acojonan todos. Creo que el pintor tiene pesadillas con él. Claro, que igual si no estuviera acojonado, las pesadillas las tendríamos nosotros, porque el otro día - creí discernir de la conversación entre el Simpa y el susodicho pintor de brocha gorda - el pintor pretendría dejar sin arrgelar el trozo que le faltaba al techo - con la consiguente gotera - porque falta mucho para la estación de lluvias.
Lo bueno es que el Simpa no se enfada cuando yo le escucho y me río hasta que se me saltan las lágrimas. Dicho sea de paso, que procuro no hacerlo delante de los acojonados, porque claro, el potencial acojonador del discurso se perdería. Pero hay veces que tengo que hacer verdaderos esfuerzos y salir corriendo para que no se oigan las risas como fondo del teléfono. Como el otro día, cuando me le llamaron, y después de tres minutos de conversación, y una larga explicación del otro interlocutor, el Simpa le soltó, tan ancho:

- I don't understand you, BUT...
Y la de veces que yo he querido decir eso mismo...
Lo mejor es que se pusieron de acuerdo.

O ayer sábado, cuando yendo en el coche, después de haber visitado la obra y haber quedado con los trabajadores en que volvían ya el lunes, el Simpa se acordó de que no le había dicho al pintor que se trajera las llaves - vive cerca de donde estamos ahora - para que nosotros pudieramos volver hoy a la casa. Asi que ni corto ni perezoso, le llamó. Yo, que ya estoy acostumbrándome a estas conversaciones extrañas que se trae, no hice demasiado casao, pero de repente, noté que repetía las mismas palabras, cada vez más alto:

- Take the keys with you today, I call you tomorrow and you give me the keys and I go to the house.
No, this is other thing. You take the keys today, I call you tomorrow.
Pausa para el interlocutor.
-I KNOW, YOU NOT WORK TOMORROW, JUST TAKE THE KEYS. Y todo esto, rociado de palabras malsonantes en francés. PASS ME FRANK (que es otro)
- You not take the keys, today the keys with - el pintor, que no sé escribir su nombre- I KNOW YOU NOT WORK TOMORROW - y otra retahíla de tacos en francés - Y yo que ya no puedo más de risa y tengo que parar el coche en el lado de la calle porque veo que nos vamos a estrellar, y el Simpa que se vuelve a mi y me dice:
- Son idiotas. Los dos.

Después de cuatro o cinco llamadas más, se entendieron, y hemos podido ir a la casa hoy. Creo que al Simpa le va a salir una úlcera como esto siga así, pero su inglés mejora día a día, esta claro.

En próximos capítulos os contaré cómo es esto de conducir por la izquierda (y por si lo estabais esperando; no, esta vez no hay un water en mi plaza de aparcamiento como aquella otra vez) y más aventuras por el África austral.

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