Una boca de metro

He soñado con cosas de hace tiempo. Es curioso, porque apenas he abierto los ojos, todo se ha colocado rápidamente en su sitio, pero el sueño no ha querido desaparecer en la nada del olvido. La sensación de una voz seguía tan presente en mi mente como si de verdad la hubiera oído hace un minuto.
Y sin embargo, no es verdad.
Me siento en los callejones de la memoria como en los de la realidad esperando que el pasado salga de cualquier rincón para tal vez, cambiar las cosas. Pero creo que nunca pasa porque en el fondo, no quiero cambiarlas. Esa es mi excusa; en el fondo, nunca quise cambiar las cosas.

La boca de metro donde se quedó suspendido un camino de mi vida, no existe ya. La no existencia de las cosas, y su resistencia a desaparecer en el olvido son lo único que me hace preguntarme una pregunta sin respuesta. Como cuando alguien te habla de brujas y te pide no pesar en ellas. El recuerdo de unos faros que giran en una glorieta y una conversación a media voz.
La vida no es como en las películas. Un solo evento no cambia una vida entera, porque cada evento es el resultado de miles de procesos y pone en marcha otros, todos ellos con relaciones multívocas.
Tal vez aquella boca de metro habría podido ser otro lugar que hoy aún existiera y no me recordaría nada. Tal vez lo único que me consolaría sería saber si es un recuerdo compartido o no... pero eso, también es una pregunta sin respuesta que sólo pertenece a mis sueños rebeldes.

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