Esos amigos con muchas patas

Además del Simpa y el perfil que está adquiriendo mi trabajo por estos lares, una de las cosas que me está marcando de la Dimensión Paralela son las cucarachas.
Si, habéis leído bien las cucarachas.

Como sé que preferireis no ver el espectáculo, no voy a colgar ninguna foto sobre el tema. Pero os aseguro que las cucarachas de este lugar no son normales: no dan asco, dan miedo!
Yo ya tenía experiencia con los simpáticos bichitos, pero nunca pensé que iba a adquirir tanta.
Una vez tuvimos una invasión en casa. Es lo peor, porque son persistentes y listas, las muy jodías. Esconden el nido (palabra que aplicada a los insectos me pone de punta el pelo de la nuca aunque lleve un moño apretado) y estás fastidiado, hermano. Si juntas suficiente fuerza de voluntad como para buscarlo, seguramente no lo vas a encontrar, pero como lo encuentres, prepárate.
Aquella legendaria invasión en mi casa duró lo suficiente como para traumatizarnos (no puedo, aún cuando veo movimientos por el rabillo del ojo, me dan escalofríos) y acabó con una cruenta batalla en la cocina en la que creemos que no hubo bajas humanas y a resultas de la cual estuvimos sacando cuerpos de cucarachas durante tres días.

Después de aquello, tuve una relación normal con las cucarachas: qué asco cuando ves una muy de tarde en tarde y esas cosas. Haciendo esfuerzos positivos para olvidar el trauma.
Hasta la Dimensión Paralela. La primera noche, imagino que estaba demasiado cansada para ver nada, pero a la segunda, me extrañó la voz ronca que me daba las buenas noches desde la palangana que hacía de lavabo en el cuarto del hotel de mala muerte. Cuando miré, al principio sentí miedo pensando que era un atracador pequeñito. Después, al reparar en las antenas, me dije que estaban rodando la peli de la metamorfosis de Kafka en mi hotel. Fue la voz ronca la que me sacó de mi error: no, mademoiselle, somos cucarachas reales, solo que de tamaño natural.

Después de aquello, y de considerar que la habitación la pagaba yo, pero tenía demasiados inquilinos, decidí irme a vivir a la base. Las cucarachas nunca sabrán que fue por su culpa que conocí al Simpa, pero no creo que lo hicieran a posta, así que no pienso contárselo.

Durante unos cuantos meses me dejaron tranquila, pero a principios de año decidimos irnos a vivir a una casita que llevaba dos años deshabitada... una casa muy mona, con necesidad de reformas pero muy mona... al principio eran tímidas, pero después fueron cogiendo confianza.... y bueno. Hemos probado varias cosas; estamos entrenando a nuestros gatos para que las maten (el otro día Clyde vino todo satisfecho a traerme una al pie: yo me lo tomé como un halago, que le vamos a hacer), cambiamos el insecticida cada quince días (soy partidaria del grupo ese de facebook: si las cucarachas pueden sobrevivir a una explosión nuclear, qué demonios lleva el insecticida????) y tenemos que tapar un par de grietas en la pared del patio.
Antes de que empiece el invierno, deberíamos mantener una ronda de conversaciones con sus representantes para asegurarnos de que no entren en la casa a guarecerse del frío y se nos establezcan dentro.
Y sobre todo, os confieso, me he convertido en una cazacucarachas de primera. Además, he descubierto que desestresa (sobre todo, si las insultas mientras las pisas, para mayor sorpresa de los gatos): hace varios meses que ya no llamo a gritos al Simpa cuando veo una cucaracha especialmente grande; ya la piso y sigo con mi vida sin despeinarme.
No hay como darse de bruces con las cosas para superar los miedos y los ascos. Me pregunto si estaré acumulando mal karma con todo esto.

Comentarios

kika... ha dicho que…
este post es buenísimo, Lil... (a mí me dan mucho miedo los bichos, pero es verdad que según dónde vivas terminas por superarlo). Ahora, te aconsejo que tapes las grietas, porque intentarán salvarse del frío ambiente exterminador metiéndose en tu casa...

besos
K
kika... ha dicho que…
este post es buenísimo, Lil... (a mí me dan mucho miedo los bichos, pero es verdad que según dónde vivas terminas por superarlo). Ahora, te aconsejo que tapes las grietas, porque intentarán salvarse del frío ambiente exterminador metiéndose en tu casa...

besos
K

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