En sueños

Lo he soñado todas las noches de mi vida, aunque la mayoría de ellas no me acuerde.
Es fácil hacer de nostradamus a toro pasado y decir; si estaba claro, significaba esto.
No, no lo sabía, nadie hubiera podido saberlo.
Hay niñas que sueñan con castillos de cuento de hadas llenos de príncipes azules; yo sólo quiero que me traigas la cabeza del dragón.
Hay chicas que sueñan con el rebelde del instituto, que ladea la cabeza mientras charla con sus amigos y se escapa de las hora de clase, yo sólo quiero que sonrías con ese aire de golfo que pones cuando piensas que no estoy mirando.
Hay mujeres que sueñan con el hombre perfecto, que salen en las revistas, que es simpático, empático, nada dogmático, un poco telemático y casi nunca automático... yo sólo quiero que me mires sin saber qué decir cuando piensas que estoy guapa esta mañana.

Mi sueño todavía no ha pasado, pero tengo la sensación de que un día pasará, segundo a segundo como yo lo recuerdo.Tengo la terrible sensación de que he elegido este camino paso a paso sin poderlo evitar, pero sin la sensación de no tener otra salida. Y por fin, sabré cómo acaba el sueño...

Es de noche, todo está en calma, la luna ya se ha ido y sopla una brisa fría, que hace encogerse a las personas. Pero no hay nadie. Sólo él, que duerme echado de espaldas, respirando suavemente. Ella, despierta, muy despierta, veo las estrellas por una abertura en la entrada de la tienda. La brisa mueve la tela suavemente, como si no quisiera hacer ruido y despertar a las personas. Un gato ha pasado sigilosamente y se ha ido, continúa haciendo su ronda.
Ella se levanta despacio, sin despertarlo, y lo mira con amor. Él sigue durmiendo como un niño y su figura se perfila con la luz de las estrellas. Ella se queda un instante en la entrada y su figura se recorta con la luz del exterior, luego sale, y él se remueve un instante. Ella no vuelve.

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