El espía que sabía sonreír


No fui yo, señor agente, es que me hice la pregunta mágica cuando debía hacérmela, y aquí me tiene usted, por haberla respondido...
Eso dicen todas, respondió él con sonrisa de medio lado, y al final, añaden que no recuerdan qué pasó después.
Sólo quería resaltar un par de cosas, que me parece esencial resaltar a estas alturas del proceso:
Me gusta tu sonrisa, porque es difícil sonreír sin perder el aire de seriedad (de hecho, si esto no fuera un blog público que puede leer cualquier internauta avispado, diría que me gusta mucho tu sonrisa, pero los espías sois una especie en extinción, y por ende, tímidos). Hacía mucho que nadie entendía todos mis chistes sin pedir nada a cambio. Y me gusta, que, como los buenos espías, pongas cara de no estar escuchando, pero en realidad no pierdas ripio de lo que se dice.

Llegaste en el momento perfecto, puntual y preciso como un reloj suizo, discreto y sencillo como una brisita fresca. Y con semejante precisión, no puedo dejar de preguntarme qué piensas cuando pones esa cara al mirarme. Si ya sabes dónde oculté los documentos secretos, o cómo poner las microfilms de forma que se vea la silueta del pato donald (si lo pongo en minúsculas vulnero los derechos de autor?).
Algún día, cuando sepa que no te vas a reír de mí a mandíbula batiente, te contaré todo este proceso mental. Te prometo que con esta duda no te vas a reencarnar, pero debes tener paciencia, porque la confianza, como los perfumes caros, se pone gota a gota. Al final, acabaré confesando todos los agentes dobles al este del Rin; sólo prométeme que no te irás corriendo, que al menos esperarás a la mañana, ya sabes que preparo un café expreso riquísimo.
Después de tanto tiempo perdido, de tanto miedo del otro, de tantas tonterías y de tanto desencanto. Ni siquiera estaba mirando al vacío, estaba dándome de cabezazos contra el cristal con los ojos cerrados. Una mano que se ha interpuesto entre mi cabezota y el cristal. Por fin, logré distinguir mi instinto entre tanta contaminación racional y lo seguí. Qué bien sienta, porque es como dormir cuando se tiene sueño, comer cuando se tiene hambre y reírse cuando se tienen ganas.
Sin preocupaciones, sin cálculos, sin más consideraciones de las necesarias. Tengo unas ganas absurdas de comprobar un montón de cosas. Y de pillarte distraído en una foto.


Han pasado muchas cosas. Sé que lo he dicho varias veces últimamente, y encima, no he añadido muchas explicaciones. Bueno, no he añadido ninguna, de hecho. Y muchos me habeis tildado de críptica. A todos vosotros, siento deciros que éste tampoco será el post definitivo que aclarará todos los misterios y dará todas las soluciones. Nope. En parte, porque me gusta dejar que el misterio flote alrededor (aunque al final me salga la maldita vena a lo Bridget Jones y la fastidie) y en otra importante parte, porque soy supersticiosa, como ya dije. No se habla demasiado de las cosas que uno quiere que salgan bien. Es un proceso de autodefensa; cuanto menos se hable, menos explicaciones habrá que dar si salen mal... por qué iban a salir mal? Porque a la vida le gusta mucho llevar la contraria algunas veces. Sólo por molestar. Como cuando King kong le daba golpecitos a la rubia, sólo por molestar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amistad, friendship, amitié, freundschaft, amicizia...

Una semana más

Viajando