Aventuras Lilithianas, ya hacía mucho.


Me he dado cuenta de que con la broma y con el enfado, no conté en esta sede mi viaje de vuelta... En realidad este blog rezuma historias truculentas sucedidas durante viajes en general y viajes aéreos en particular... como aquella vez que casi me quedo en Madrid por culpa de aquella estúpida de Alitalia, o cuando en París no me dejeban subir en el avión porque me veían cara de terrorista...
Pero hasta ahora no os he contado la vuelta... El problema empieza porque uno llega a la T4 sin saber que en lugar de con Iberia (incomprendidos ellos, ahora lo aprecio, siempre que la gente losponga verdes los defenderé delante de American Airlines, Alitalia y hasta Lufthansa), va a volar con American Airlines, porque no va directo a Guate, sino pasando por Miami (y sin cobrar en la casilla de entrada). De hecho, después de esta vez, ya casi casi les he perdonado que me tuvieran doce horas esperando en Fiumicino hace dos veranos (¿ya?)... casi.

La cola de facturación, que con Iberia dura al máximo veinte minutos, con American dura una hora larga. ¿Por qué? Porque tienen dos personas muy poco eficientes que se encargan, cual oficiales de aduanas, cosa que no son, de hacerte un interrogatorio sobre la maleta y observar dónde has estado según tu pasaporte. Uno, que aunque a veces no lo parezca, tiene buena voluntad, y sobre todo, quiere que le dejen subir al avión y no montar el pollo en Barajas, se presta al interrogatorio para descubrir que:
a) a la señorita que interroga, por alguna extraña razón, le interesa por qué estuviste en París (perdona, también he estado en León, que es de la Unión Europea lo mismito que París, y eso no me lo has preguntado; es que en EEUU tienen miedo de que me fugue del aeropuerto y empiece a quemar coches en los banlieux de Miami?).
b) el supuesto interrogatorio en realidad es una sarta de preguntas estúpidas, a la que, además, no puede asistir la amabilísima persona que te ha acercado al aeropuerto, porque es que igual contesta ella (no dudo de que hay mucha gente maleducada por el mundo que contesta cuando no le preguntan, pero en fin).

La sarta de preguntas transcurre, pues, como sigue:

Señorita: ¿Cuándo compró usted la maleta? (además me molesta ese tonillo de usted cuando no sienten ningún respeto por tí)
Servdora: Hm, no sé, este verano...
Pensando: Pues mira, el 12 de junio de 1934. Yo qué se, y a tí qué te importa... ¿es que en EEUU no se puede entrar con maletas de antes del 9/11?

Señorita: ¿Lleva objetos punzantes?
Servidora: Pues no.
Pensando: Si, la daga de El chico de Oro, pero la llevo envuelta en la ropa interior, no hay problema.

Señorita: ¿Lleva explosivos?
Servidora: Perdón? Pues no.
Pensando: Uy, no me había dado cuenta, ahora saco la goma2 antes de facturar. Es que no me había dado cuenta...

Señorita: ¿Cuándo fue la última vez que vió la maleta?
Servidora (ahí no me contengo): Pues ahora mismo la estoy viendo.
Señorita: No, quiero decir abierta.
Servidora: Ah, pues esta mañana
Pensando: Hm, esta me ha intrigado, todo el mundo cierra la maleta antes de subirse al coche? ¿O hay gente que la cierra después? Seguro que este interrogatorio lo ha diseñado un tío super listo de la CIA, creo que deberían repensarlo un poco.

Señorita: ¿Y desde entonces la ha tenido todo el tiempo a la vista?
Servidora: Hombre, pues el rato que ha estado en el maletero, no...
Pensando: ¿Y? Si está forrada, chata. Aunque no la mire, no han metido nada dentro... y además la llevo observando un rato, mientras me aburría en la cola...

Señorita: ¿A qué vas a Guatemala?
Servidora: Vivo allí
Señorita: ¿Eres residente?
Servidora: No, trabajo allí.
Señorita: Muchas gracias, pase a facturar.
Pensando: Vamos a ver si ahi me vuelven a preguntar por la maleta...

Pero no me preguntaron por la maleta, sino por el billete de vuelta. Porque claro, ése era mi viaje de vuelta, y como europea sin visa, yo necesitaba un billete de vuelta en menos de 90 días. Que casualmente, tenía (cortesía ICEX). Pero la señorita del mostrador, no lo sabía.
Por supuesto, pasó lo que suele pasar en esos casos, que la señorita que te va a facturar es muy amable, porque sabe lo que son los clientes cabreados por las preguntas estúpidas, pero la supervisora es estúpida como las preguntas. Entonces le expuse el caso a la señorita de facturación: Mira, no soy residente, pero tengo un billete con Iberia, patatín, patatán. Ella no puede acceder a la reserva de Iberia, porque mi billete no está confirmado, así que me pide que vaya a Iberia a sacarlo. Cuando ya está todo solucionado casi, aparece la estúpida y me dice la frase mágica: Pues es que no te van a dejar pasar en Miami, y nos vas a tener que comprar un billete. Yo cierro los ojos calculadoramente y mientras pienso...

Primero, bonita: ¿Nos apostamos una botella de vino bueno (aunque tú no lo reconocerías) a que me dejan pasar en Miami porque en todo caso el problema de inmigración lo tengo en Guatemala? y segundo: ¿Nos apostamos a que no me compro un billete en esta compañía en lo que me queda de vida?
... le digo: No. Me voy a Iberia, a que me saquen el billete.
Creo que hasta ella entiende que no me ha dado miedo.

Voy a Iberia, donde la chica me explica que aunque muchas veces no lo piden, en realidad ellos deberían asegurarse de que la persona que vuela tiene la documentación en regla. Y yo vuelvo a pensar: pero en Miami qué mierda les van a importar mis problemas con la inmigración guatemalteca... Con una sonrisa y su uniforme de Adolfo Dominguez, me saca la copia de la reserva con la cual logro facturar de una santa vez, sin que vuelva a mediar ninguna estúpida, afortunadamente, porque a estas alturas ya me estoy poniendo de mala leche. Ni desayuno con la Dispensadora de Drogas Legales, ni paseo por el duty free (¿veré yo alguna vez esa tienda de Zara??) ni leches, encima tengo que ir a la T4S, que está casi en Zaragoza. Además, Barajas dando facilidades para todo: en domingo, que el aeropuerto está tan lleno como el rastro, sólo hay tres arcos de seguridad abiertos en vez de seis o siete que hay; tardo casi otra hora en pasar la seguridad, lo cual me deja menos de diez minutos para llegar a la puerta de embarque...

Corriendo como una loca, llego a la susodicha puerta, y creo que subo la última al avión. Hm, afortunadamente, mi compañero de viaje no tiene ganas de hablar, así que conecto el ipod y me concentro en esperar a que nos den la comida para dormirme... 5 dólares por una minibebida alcohólica! Yo que siempre pido vino para dormir tan a gustito...

Horas más tarde, llenas de cabezaditas y una película malísima (El truco; super no recomendada), llego al aeropuerto internacional de Miami, donde continúan las estupideces. Nos explican ya desde el avión lo que tenemos que hacer, que consiste en salir de la terminal satélite inmigrar, volver a facturar y volver a buscar la puerta de embarque. Me digo: tengo tres horas, está bien...
Después de una hora y cuarto largas en la cola de inmigración, pienso: Hm, igual tres horas no es tanto... no? A la hora y media llego al policía (después de constatar varias veces que desafortunadamente, he escogido la cola que va más despacio de todas) y el señor me dice: cambio de turno, ahora mismo viene el otro oficial.
-Nooooooooooooo... definitivamente dos horas no son bastantes...
El oficial viene, me toman foto y dos huellas (pero no las que yo quiera, las de los don índices!!), afortunadamente no me hacen preguntas estúpidas, y paso. Mentalmente, he ganado la botella de vino buenocon la azafata estúpida. Corro fuera, donde las maletas, ocasión única para los ladrones, llevan dando vueltas media hora. Me peleo con dos guardas que me dicen que mi maleta está dando vueltas en la cinta mientras yo la veo en un rincón (excuse me madam, el policía negro es el único que me habla en inglés, por cierto). La cojo, voy hacia la salida y descubro que no tengo que volver a facturar (buff, menos mal, porque no aguanto más preguntas estúpidas, ya estoy de muy mal humor), sino dejar la maleta a la buena de dios en otra pseudo cinta... y correr a la zona de salidas, porque en la cola de inmigración he oído que la cola de seguridad es un infierno...

En el momento que veo exit, me doy cuenta de la tontería: te hacen pasar el control de inmigración para que no se cuele gente, y yo ahora mismo podría quedarme en los Estados Unidos, sólo saliendo por esa puerta que nadie controla... si me hubieran dejado dentro de la zona de embarque lo tendría considerablemente más difícil. Es más, si yo ahora quiero hacer estallar mi maleta, está rodeada de gente, mientras que en la bodega del avión, no...
Sin tiempo para más consideraciones y apreciando el calor pegajoso que hace en Miami, corro (a estas alturas ya me podría presentar a salto de obstáculos en las olimpiadas, estoy segura) a la cola de seguridad y aguanto que un tipo grite a la gente las instrucciones de las famosas bolsitas de plástico... durante otros 45 minutos. Cuando paso (may I see your boarding pass, ma'am? here you are, thank you, con una sonrisa. Ha sido el único que ha hecho una pregunta pertinente en todo este viaje, creo), descubro que tengo que volver a la terminal satélite... esta gente es tonta... la de problemas que nos ahorraríamos todos.

En el trenecito, me encuentro con mi compañero de viaje del otro vuelo, que también vuela a Guate. Jo, y yo que pensaba que Barajas era malo... dónde va a ir a parar!!! Esto no tiene nada que ver con el glamour y la eficiencia que se ve en CSI Miami...

Después de todos estos sucesos, me subo al avión, me siento al lado de un venezolano que sí tiene ganas de habla y que me detecta el acento en cuanto le digo gracias, y empieza a hablarme del asunto de moda. Y cuando oigo la voz del comandante que dice: "Este avión va para Guatemala, por favor, las personas que no vayan a Ciudad de Guatemala, desalojen el mismo..." me siento en casa.

Hogar, dulce hogar.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¡Vaya odisea lilithiana, sí, señora! :-)

¿Y es que hay gente por allí que se coge el avión equivocado (a lo Solo en casa 2)?
Lilith ha dicho que…
Pues la verdad es que no vi a nadie que se bajara del avión, pero me reí un rato...
Anónimo ha dicho que…
La azafata de Barajas, la de facturación, es el elemento ideal para esa gran broma siempre contada y nunca bien ponderada de: "¿Mi maleta? No sé yo ayer le dije al mayordomo que me iba a Guatemala y él se encargo de todo"
¿Qué si he visto mi maleta abierta? No señorita, ya le digo que de todo se encarga mi mayordomo", etc, etc.. Le podrían haber saltado los fusibles
Lilith ha dicho que…
Mmm, me lo apunto para la vuelta de las vacaciones. Un giro de tuerca interesante es: uy, no sé que lleva, la compré ya hecha.
Venuza ha dicho que…
me encantó... tus informaciones del costado me hacen sentir identificada. Me encantó pasearme en tu blog, un beso desde Paraguay.
Adieu..

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