Waltzer para finales inesperados (arabesque)



Era una cosa que a estas alturas no pensaba ya contar nunca, pero he descubierto que aceptarse uno mismo como es implica también reconocer que las cosas del pasado siguen ahi, y tienen sus consecuencias en las cosas del presente. Si no fuera por lo que me ha pasado y por lo que he hecho, no estaría yo aquí, siendo como soy. Pero estoy contenta de ser quien soy y estar aqui, que es lo importante....
Todo esto, son pensamientos de domingo por la mañana en la cama, haciendo pereza antes de ir a prepararse un buen desayuno, y con una excursión en perspectiva.
Creo firmemente que las mejores ideas se le ocurren a uno en esa realidad paralela del pseudo sueño, dormitando es como se ven las cosas claras y distintas... lástima que después venga la luz a despertarle a uno, y llene la realidad de pequeños olores, dolores y ruidos. De mis ideas geniales me sacan invariablemente pinchazos porque se me ha dormido un brazo (eso por dormir abrazada a la almohada)... y las ideas, al contrario que los amantes despechados, no vuelven nunca.
Sin embargo, cuando por una remota casualidad hace uno algo que se corresponde con uno de estos planes de duermevela, se siente una profunda satisfacción interior. A veces, cuando cierra uno puertas conscientemente, en vez de observar cómo se cierran solas, se sorprende porque no se siente como esperaba.
Creía que sería un sentimiento de liberación, pero no lo ha sido. Ha sido más bien una constatación de los hechos, la afirmación de una voluntad.... darle forma a lo que ya sabía... y aún así, el carácter secreto ha permanecido, permanece dentro de mí como un cristal, y ahí seguirá.

Sigo las huellas que ya había visto hace mucho tiempo,
escuchando una música encantada.
Pero hace tiempo que dejó de importarme el destino,
lo más importante es el camino.

Comentarios

Carlos Barrios ha dicho que…
Durante una larga y agitada época de mi vida, me di cuenta de que las ideas geniales propias se me ocurrían antes de acostarme. Siempre tenía un momento del día, o mejor dicho de la noche, ese, en el que el modo de funcionar de mi mente era distinto, y en cualquier caso mejor que durante el resto del tiempo. Desde que me di cuenta, empecé a escribir esas cosas en un cuadernillo que dejé al lado de la cama.

Ya no soy tan "genial" como de adolescente, aunque sin duda quiero seguir siendo adolescente (y si de paso puedo ser "genial", mejor que mejor).

Pero, aún, alguna vez, vuelvo a tener esos momentos de lucidez... y aún, muchas veces, puede ser al despertarme o antes de acostarme...

¿la genialidad y el sueño tienen tanto que ver? Que se lo hubieran preguntado a Leonardo da Vinci. Cuando dormía. O cuando no dormía.
Carlos Barrios ha dicho que…
el comentario anterior pasó?
Lilith ha dicho que…
Pasó, pasó... Todo pasa menos lo ofensivo, pero los leo con siete horas de diferencia...
¿Qué hacías después con las cosas en el cuadernito?
El que más problemas tuvo siempre con la vigilia y el sueño fue Descartes... siempre me lo imagino mediodormido, apoyado en una bayoneta, meditando.

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