Un telecomando, un gps y el callejón de los gilipollas

Será que me está afectando más de lo que yo pensaba el momento revival en el que me he metido viendo la trilogía de Matrix (que casi no ha envejecido! Me decía el otro día el Arquitecto que sólo se notan los teléfonos... y ni tanto!). Ni nos hemos dado cuenta de lo dependientes que somos de la tecnología - y el año pasado, aún más. Corrección. Nos damos cuenta de vez en cuando, y se nos olvida rápidamente, imagino que porque nos hace sentir bastante vulnerables. Casi en plan la guerra contra las máquinas "ellos destruyeron los mares, nosotros el cielo". 

Fkroun y yo llevábamos unos días sufriendo porque el telecomando de la tele hace cosas raras. 
Empezó por un "¿por qué paras la serie?" Y un "yo no he parado nada, será el gato".  Luego siguió por un "¡Nooooo, en el momento más interesante!"... y ya llegamos al desesperante "es insufrible, no me entero de nada, me voy a... [dormir/comer/leer]". 
Fkroun desmontó el mando para exorcizar lo que fuera que había dentro... es posible que le cayera agua bendita, porque sigue sin funcionar. 
El record fue cuando llegamos a no podíamos encender la tele. Dos adultos funcionales mirando la tele como si acabara de aterrizar de otro planeta... y pensando... ¿y si es más inteligente que nosotros?
Resulta que tiene un botón de encendido. Tardamos cinco minutos enteros en encontrarlo - básicamente tocando todos los botones que tiene el bicho. Y tiene más de los que uno pensaría. Logramos encenderla y poner la serie (eso tampoco es fácil). Pero me temo que no podremos apagarla ya jamás... definitivamente, esclavos.
Hoy nos ha pasado aún peor... volviendo de una excursión de un día, nos encontramos con un atasco enorme en la carretera principal. Waze, muy voluntarioso, nos ofrece una ruta alternativa. Un poco rara, pero alternativa. 40 minutos menos.. y nos lanzamos - nosotros y otros mil coches delante y detrás de nosotros. Estos logaritmos... 
La ruta alternativa nos lleva a San Lucas Sacatepéquez. (¿Quién no ha querido siempre terminar un fin de semana en San Lucas Sacatapéquez? Una cosa menos de la lista de cosas a hacer antes de morirse). A nosotros y a los otros mil coches delante y detrás. La policía, que estaba regulando el tráfico en la carretera principal ha debido pensar: "pero y estos dos mil gilipollas, ¿dónde van de repente?". Los dos mil en caravana por una serie de carreterinas estrechas y con mucha pendiente, todos a 30 km/h (que es más que en la carretera principal...), en el orden en el que le hemos hecho a waze desde la carretera... 
Después de 20 minutos de carreterinas y visita turística de San Lucas Sacatepéquez, de repente,una conmoción delante de nosotros -como a la altura del coche número 700 - algunos coches empiezan a dar la vuelta con grandes aspavientos y muchas maniobras... un buen samaritano se para y nos explica que no hay paso; diga waze lo que diga, por ahí no pasa coche... 
Maniobra de vuelta y otros 30 minutos de vuelta por San Lucas Sacatapéquez; los dos mil coches en desorden, porque cada uno ha dado la vuelta donde ha podido - todos en el callejón de mos gilipollas, por creernos lo que dice un logaritmo bajo la influencia. Hasta la ruta principal, donde la policía ha debido preguntarse "¿de dónde salen ahora de repente estos dos mil gilipollas?". Y ahí, pacientemente, hemos estado dos horas más hasta llegar a casa. Hemos venido alegremente insultando a waze, que no se lo toma muy a pecho.
Nota mental: no fiarse de los atajos.
Cosas aprendidas: Al menos hemos visitado San Lucas Sacatepéquez y ya sabemos dónde está el botón de encendido de la tele. 

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