Nomeolvides y noteperdonos


A veces es difícil decir por qué un gesto o una situación es importante para una persona. Ojalá bastara una explicación tan simple como, para gustos, los colores. Otras personas, en cambio, pueden pasar como fantasmas en tu vida...
Con el tiempo, esos momentos se transforman. Mi amigüita S recuerdo que una vez me explicó que los recuerdos son como imáganes grabadas en el vídeo (esto fue antes de que inventaran los DVDs, pero el concepto sirve lo mismo; madre, qué antiguas nos estamos quedando), que uno las puede rebobinar y volver a pasar para examinarlos despacio despacio, o deprisa deprisa. Cuando uno hace eso suficientes veces con algo que ha hecho otra personas, inevitablemente se acaba convirtiendo (al menos en mi caso, exagerada y radical irredenta) en una de las dos cosas: nomeolvides, o noteperdonos. En algunos raros casos, la clasificación ha cambiado años después. O tal vez, con un poquito de perspectiva.
En mi caso, como decía hace un momento, de radical irredenta, ello puede tener muchas consecuencias... y esto no es una amenazas, queridos lectores, es más bien psicoanálisis. Yo soy de las que olvidaan, tal vez, pero no perdonan. Estoy firmemente convencida de que la mayor parte de la gente no cambia, y quien ha hecho algo, lo ha hecho por una serie de circunstancias, entre ellas personales, que podrían volver a darse. No quiere esto decir que no haya que dar segundas oportunidades a las personas, ni que los presos no merezcan la reinserción (por favor!); sino, que cuando una persona ha hecho algo que merece convertirse en noteperdono, caben dos soluciones:
- si la mayor parte de las circunstancias dependían de su personalidad, mejor poner tierra por medio.
- si la mayor parte de las circunstancias dependían de su entorno, cambiémoslo.
A pesar de lo cual, siempre hay que manejarse con cuidado.

En las relaciones personales, sean estas del grado que sean, la gente actúa más bien dependiendo de su personalidad. Por eso, cuando alguien hace algo que al final se convierte en noteperdonos, es mejor cambiarlo de círculo. Y, sí, para mi las cosas son blanco o negro, porque hay muy poco tiempo y muchas cosas que hacer en esta vida. Además, incluso a mí, con esta filosofía, a veces las cosas se me complican. Será que me hago mayor.

El caso es que este proceso autoafirmativo mío me está llevando a descubrir nuevos noteperdonos. Es un alivio saber que no tengo que perdonarlos, porque no pensaba hacerlo, y tengo un sentido del deber muy desarrollado.

También tengo nuevos nomeolvides... son una de las cosas más hermosas que hay en esta vida.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Querida radical irrendenta (sic) ;-):

Creo que nunca seré capaz a valorar de forma definitiva si mi memoria fotográfica (o psicopática, dependiendo de quien sea el halagador) es una bendición o un castigo divino. Me permite avanzar, retroceder y recrearme en recuerdos a discreción, reconstruyendo de una manera muy vívida momentos buenos y malos (ambos grupos con sus ying y yang al 50%, porque de todo se aprende).

Lo que sí que tengo claro es que, el día que se empiece a llenar el disco duro, de lo primero que prescindiré, si puedo elegirlo, será de esos "noteperdonos", que a final de cuentas acaban convirtiéndose en compañeros de viaje non gratos.

Besos desde "el otro lado"!
Anónimo ha dicho que…
Jo, yo sí que me estoy haciendo mayor, que no recuerdo ni lo que digo... aunque ahora, haciendo un poco de esfuerzo, me puedo reconocer en esa frase perfectamente y entender por qué dije algo así. Conociéndome, seguramente proviene de mi época de vivir de los recuerdos, promovida por mi extrema timidez e inseguridad y en parte, también, por mi espíritu hiperanalítico (que me lleva por la calle de la amargura desde que tengo uso de razón).

Para mí, en el fondo, todo son nomeolvides, pero los que conllevan un noteperdono hay que dejarlos al fondo de la estantería para que cojan polvo hasta que sean olvidados. Si hay algo que sé es que cuando uno es capaz de desempolvar una cinta de esas, volver a verla y conseguir que no se remueva nada, o que incluso te arranque un sonrisita de medio lado, es que ya no es un nomeolvides ni un noteperdono. Y esa cinta se puede tirar o guardar, en función del síndrome de Diógenes que sufras (yo para estas cosas soy una acumuladora de "pasado", sea bueno o malo).
Lilith ha dicho que…
Alex:
Si algún día toca borrar el disco duro, espero haber tenido tiempo de hacer una copia de seguridad primero!!!

S:
Ahí es donde reside mi radicalidad intrínseca; los verdaderos noteperdonos, al igual que los verdaderos nomeolvides, lo son porque no cambian de estado. Quizá duelan menos al recordarlo, pero son eternos... creo que le belleza y el odio (no así la fealdad y el amor) tienen potencial para la eternidad.

Entradas populares de este blog

Amistad, friendship, amitié, freundschaft, amicizia...

Una semana más

Viajando