Mudanza #15

Esta es mi mudanza número quince. Seguro que hay quien piensa que llevo alguna más, pero las he contado con atención, y usando los dedos, que siempre es más seguro. Quince mudanzas. Uno habría pensado que he aprendido algo, pero no, las mudanzas no te enseñan nada, sólo estresan.

Sí, uno tira cosas que no necesita. Pero en realidad eso sólo pasa la primera semana de embalaje - después pierda una el criterio y, o acaba tirando cosas que valen, o acaba guardándolo todo y diciendo "venga, para la número dieciséis". No, no pienso ver la serie de Marie Kondo.

Sí, uno organiza... pero creo que eso sólo pasaba cuando las hacía yo sola. Una de las cosas más difíciles de vivir con alguien es no sólo dormir juntos (que siempre lo dice Filomenita), sino tener distintas formas de entender, y por tanto organizar el mundo. El Simpa es genial embalando - estamos pensando en un negocio alternativo de mudanzas llamado "Mudanzas delicadas" - pero es capaz de meter cualquier cosa junto con cualquier otra. Luego cuando las abres... ¡sorpresa!

Las mudanzas estresan... al que más, a Clyde, que con el equivalente de 52 años de vida humana (es todo un señor, si), ve que metemos SUS cosas en cajas y piensa que el mundo se acaba. Verás cuando sepa que le tocan once horas de avión.

Estamos contando cajas (que no numerando, verás cuando lleguen los transportistas qué risa). Al final, la vida cabe en cajas, pero de mudanza en mudanza son más... lo bueno es que esta vez nos han dado una excusa genial para hacer una fiesta de despedida como se debe... no podemos llevar alcohol ni comida en la mudanza, así que tenemos un stock que acabar... hm, igual algo bueno sí que sale de esta mudanza...



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