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Mostrando entradas de octubre, 2010

Indignación

Me indigna la gilipollez ajena. Y no soy capaz de ocultarlo. Sí, lo sé, hay muchas formas de llamar gilipollas a una persona, pero cuando los límites de mi medidor personal de gilipollez pasan cierto umbral, las opciones más elegantes de llamar gilipollas a alguien desaparecen y sólo quedan las alternativas más directas. Esto, por más que me repatee, le da la razón al Arquitecto aquella vez que se partía de risa diciendo: en el cuerpo diplomático tú? Te imagino allí forzando a todo el mundo a firmar los tratados... Es verdad, no valgo para la hipocresía y la corrección política más que hasta un cierto nivel. Por eso hace tiempo que decidí no pasar la vida como una ameba y pasarme a la acción. Y nadie puede decirme que ni mi vida ni mi trabajo carecen de acción, desde luego. Desgraciadamente, tampoco he conseguido desembarazarme de la gilipollez. No puedo evitar que me moleste profundamente que la gente niegue haber hecho las cosas mal y que tengamos que pagar todos por ello, debido a s

Una boca de metro

He soñado con cosas de hace tiempo. Es curioso, porque apenas he abierto los ojos, todo se ha colocado rápidamente en su sitio, pero el sueño no ha querido desaparecer en la nada del olvido. La sensación de una voz seguía tan presente en mi mente como si de verdad la hubiera oído hace un minuto. Y sin embargo, no es verdad. Me siento en los callejones de la memoria como en los de la realidad esperando que el pasado salga de cualquier rincón para tal vez, cambiar las cosas. Pero creo que nunca pasa porque en el fondo, no quiero cambiarlas. Esa es mi excusa; en el fondo, nunca quise cambiar las cosas. La boca de metro donde se quedó suspendido un camino de mi vida, no existe ya. La no existencia de las cosas, y su resistencia a desaparecer en el olvido son lo único que me hace preguntarme una pregunta sin respuesta. Como cuando alguien te habla de brujas y te pide no pesar en ellas. El recuerdo de unos faros que giran en una glorieta y una conversación a media voz. La vida no es como en

Estamos en el futuro

Me encantan los grupos de facebook ( y algunos estareís pensando: qué tienen que ver las churras con las merinas? Seguid leyendo ). No sé si hay gente que trabaja poco, o que aprovecha cualquier idea sagaz que tiene para plasmarla en el mundo cibernético o simplemente que hay muchas chorradas de grupos y tengo amigos (del fb, que ya hablaremos sobre eso otro día) que los filtran por mí. El caso es que hay grupos muy buenos. Y como una es políglota y ve grupos en varios idimas, todavía se ríe más. El caso es que hace poco ví uno que se llamaba: ¿Por qué estamos en 2010 y los coches no vuelan? Y claro, me hizo gracia, porque estamos en el futuro. No importa que ahora las películas se sitúen más bien en el año 3000 y tal, porque hace veinte años, con la guerra fría y la destrucción inminente encima, nuestra imaginación se forjó con Regreso al futuro. Además entonces la humanidad tenía no sólo que sobrevivir a la amenaza del holocausto nuclear en cualquier momento, sino que tenía sobre su

Ballenas

Imagen
Lo recuerdo bastante claramente, aunque no se en qué momento ocurrió. Me imagino que no soy la única persona a la que le ha pasado, pero sí se que para mí marcó un antes y un después. Y si a esto aplicamos mi teoría de que las personas no cambian, sino que sólo se vuelven más como son, podemos deducir que desde mi más tierna infancia doy señales de que acabaré siendo una cínica terrible. Si es que no lo soy ya, hecho el cual que no me impide dormir por la noche (al revés que los camiones de basura o lo que sea que pasan por al lado de casa a las seis de la mañana). El caso es que cuando uno es pequeño, se imagina las ballenas como unos seres azules, con la cabeza redonda, con los ojos sonrientes y la boca enorme, pero sin dientes, porque no comen más que plancton (y a Pinocho se lo tragaron sin querer, y a Jonás por orden divina), que son uans gambas pequeñitas que flotan en el mar y toman el sol todo el día (esto último es cosecha mía, creo). Yo incluso tenía una plantilla con animale

Aventuras con Air Algerie

Lo prometido es deuda. Además de esos pequeños amigos con muchas patas, otra de las cosas que marca de la dimensión paralela es Air Algerie, o como se la conoce más informalmente, Air Cous cous… Nota bene : es verdad que una servidora se pasa la vida viajando; no tanto como otros ( a quien no haya visto“Up in the air” con su pésima traducción de título “Amor sin escalas”, de George Clooney, que la vea ), pero lo suficiente como para que, hasta cierto punto sea normal que me pasen cosas con los aviones. Por eso, quiero que sepáis que las historias que se van a contar en este post, aunque escalofriantes, son absolutamente verídicas y que ya han pasado el rasero de "cosas que pasan cuando se viaja mucho". Pertenecen, absoluta e integralmente, a la dimensión paralela.... Viaje 1: Siete horas en el Cairo . El aeropuerto de El Cairo no es que sea muy normal. La verdad es que desde la primera vez que fui, y de eso hace ya unos cuantos posts, lo han reformado de pies a cabeza y desde