Se busca señora de la limpieza que no sea una decoradora frustrada

O sea. Porque después de varios meses de sufrimiento, he llegado a la conclusión de que ése es el asunto.

Llegas a casa, cansado, decides hacerte una tortilla francesa y meterte en la cama, y primero, no encuentras los huevos, después, no encuentras la sartén, cuando has logrado descubrir que los huevos están donde antes estaba la leche y la sartén donde antes estaban los trapos de cocina, descubres que no hay aceite, sino que donde debía estar el aceite, solo hay una botella de Coca Cola que debe llevar ahi más de catorce meses porque ya habla sola. Cansado de buscar, decides que mejor te vas a la cama. Cuando entras al cuarto, descubres que la cama no está, en su lugar alguien ha colocado la mesa de la habitación pequeña. Te sientas en la mesa, que afortunadamente es bajita, y reflexionas.

¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Hay quien me ha llamado maniática algunas veces, y lo reconozco sin vergüenza ninguna, soy una maniática. Hay formas más agradables de decirlo, claro, como por ejemplo, que en mi casa mando yo y pongo las cosas donde me da la real gana, que para eso pago el alquiler. Incluso, que me molesta que me las cambien de sitio, porque luego no las encuentro. Diga lo que diga mi madre (que la conozco, y algo dirá) en general no soy una persona desordenada (todos los adolescentes crecen con esa creencia/complejo, porque en realidad nunca son tan ordenados como querría su madre! En algunos casos, no obstante he cierto, y si sé que no soy desordenada, es porque los he conocido!), aunque sí soy en general, descuidada: o sea, saco una cosa y luego me da una pereza tremenda guardarla, pero en el fondo en el fondo, sé que tiene su sitio y eventualmente la guardo (cuando ya su visión me molesta). De hecho, generalmente mi casa no está desordenada, a pesar de estar ab so lu ta men te llena de cosas (y de eso puede dar fe cualquiera que haya venido a cualquiera de mis casas).

De hecho, he comprobado que si bien antes era mucho más ordenada para los estudios que para mis cosas, ahora es más bien al revés, y tengo más en orden mi casa que el trabajo. Eso sí, soy metódica y siempre lo he sido.

En lo que estaremos de acuerdo es en que no hay nada peor que llegar reventado del trabajo, de haber estado luchando contra los elementos (porque esa es la sensación que tengo mucho días al llegar al hogar, a veces los elementos naturales y a veces sólo elementos y elementas) y encontrarte con que tienes que pasar media hora buscando una puñetera sartén. Y encima, encontrarla detrás de todos esos platos que tienes en la cocina pero que nunca usas, y que por eso y no por ninguna otra obscura razón, tú los guardas al fondo.

Piensas: sólo pasará una vez. Cada uno tiene sus cosas y esta buena señora no sabe qué platos utilizo. Hasta que se acostumbre. Pero no, la señora de la limpieza en particular, tiene mucha iniciativa, y ha decidido que no le gusta cómo colocas los libros, sino que es mejor colocarlos todos de canto pero por el lado de las hojas. Así, si en vez de hacerte una tortilla decides echarte en la cama a leer un libro, pues te tiras media hora buscando el libro.

El caso es que busques las cosas. Así las aprecias más.

Y direis: además de una maniática, es una exagerada! No, ahi os equivocais, porque os doy ejemplos reales de cosas que me han pasado:

- Dónde está el disco duro externo del ordenador? Dentro de una maleta. Tiempo perdido: dos días, y lo encontramos ya sin muchas esperanzas.

- Dónde demonios están los platos de los spaghetti? Detrás de la caja de las cosas de limpiar. Escondidos, pero brillantes, eso sí. Espero que no nos intoxiquemos con la pasta, porque creo que el insecticida se sale.

- Dónde está la alfombra del salón? Encima de la cama, porque alguien ha echado a lavar las sábanas que cambiamos antes de ayer y ha puesto la alfrombra en su lugar. Tiempo perdido, sobre todo en estupor, considerando qué le ha pasado por la cabeza para hacer tamaña tontería.

- Dónde está la tortuga: uy, no sé, yo ya he dejado de buscar, porque no quiero ni saberlo si ha acabado detrás del horno.

Después de la fase de: pero esta mujer, en qué piensa cuando la dejamos sola en casa? Pasas a la fase de: "es culpa mía porque no le dejo instrucciones!!" Pero te das con el segundo escollo de las relaciones con señoras de la limpieza que, además, no hablan el mismo idioma que tú: son inmunes a los adoctrinamientos.

"No me mojes las alfombras del pasillo cada vez que vienes, que son de madera y te las vas a terminar de cargar". ¿Dónde estás las alfombras cuando llegas? En el patio, secándose al sol.

"No cambies todas las cosas de la cocina de sitio cada vez que limpias, por favor". Dónde está el aceite: donde antes estaban los vasos. Y los vasos? Donde antes estaba el periquito. Y el periquito????

Hoy cuando he vuelto a comer, sólo me he encontrado redecorada la habitación: las mesillas cambiadas, la lámpara de la mesilla en la mesa del pasillo, y la cama pegada a la ventana. A lo mejor esta mujer es maestra Feng Shui y sólo nos quiere lo mejor...

PS: Lo cierto es que ya, creo que nos haga lo que haga esta señora y después de experiencias anteriores (léase mujeres que nos robaban los cuchillos de cocina y que se dejaban los grifos abiertos con sconsiguientes inundaciones), nos aguantaremos sus arranques decorativos...

Ningún animal fue maltratado durante la escritura de este post.

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