Temprano
Siempre en el mismo orden, aunque yo no me doy cuenta, porque estoy siempre medio dormida: Hnm.... tengo sueño.... Venga, pero ya es la hora de levantarse. Cinco minutos más... Eso ya me lo has dicho catorce veces y vas a llegar tarde... Pero es que hoy no quiero ir a trabajar... Bueno, pues no vayas... ¿los refugiados no se han ido durante la noche? No, no se han ido. Hay que ir a trabajar, no queda más remedio. Que pereza por la mañana, da igual si he dormido ocho y ochenta, lo que no me gusta es que me despierten, aunque depende de quién sea quien te despierta: no es lo mismo un despertador que unas manos amables. Recuerdo que cuando era pequeña mi madre siempre me decía: ¡venga, que se pasan los minutos! Desde entonces se me ha quedado esa sensación de que los minutos son como gotas de agua que se cuelan entre los dedos. Y aquí, se pasan como más deprisa, será que además, el calor los hace evaporarse. Ahora mi pobre sinpapeles se resigna a responder mis preguntas una detrás de otra