Uno dentro, uno fuera... y hoy empieza la cuenta atrás
Bueno, hay muchos factores que hacen que escriba menos. El primero de ellos es la inquietante falta de medios de transporte en mi vida. Sin medios de transporte, no creais que tengo tanto tiempo para observar a mis semejantes y que se me ocurran bonitas ideas (más o menos inteligentes) que decir sobre ellos. Después van otro montón de ellos, como la falta de tiempo directamente derivada del volumen de trabajo, la compañía de mis compañeros de piso, que sustituye una forma de comunicación por otra, y facebook, que todos los días se inventa cosas para que yo me quede enganchada. Es un problema que existan pasatiempos, para aquellas personas que no tenemos un minuto que perder.
Lo único que sigue igual es que se me siguen agolpando las ideas en la cabeza; las ideas, que son como el queso que se queda al fondo de la nevera, si no lo sacas a la mesa, se va quedando verde y acabará oliendo a muerto aunque no sepas qué es.
Pero no escribo este post para disculparme por no escribir: porque si yo escribo una vez a la semana, muchos leeis una vez a la semana (o menos).
Me acuerdo de las cosas que no he escrito:
- No he escrito mi carta de peticiones a Obama.
- No he escrtio sobre lo que dice mi nawal.
- No he escrito sobre los auténticos, aunque tengo un post en el horno sobre eso.
- No he escrito sobre la tolerancia.
- No he escrito sobre lo que va a pasar dentro de un mes.
- No he escrito sobre lo que todos me habeis preguntado.
- Y últimamente no he escrito sobre miedo, desamparo y sobre todo, cómo yo debería estar acostumbrada, porque de una manera u otra, siempre acabo sola en los momentos importantes.
Pero, las cosas en orden, porque las ideas se cruzan unas con otras y, aunque el resultado promete ser interesante, también puede no entenderse nada.
El lado bueno: oigo música que pertenece sin duda a mi pasado, y me doy cuenta de que, en realidad, hace mucho que dejó de importarme. El sábado, en la mejor fiesta de cumpleaños que he tenido, volvi a bailar salsa. Por accidente, como siempre pasan las cosas buenas.
Y me remito a la entrada de mi blog, porque el olvido es lo único verdaderamente democrático; como esta foto demuestra, ni la muerte lo es (porque aunque no lo parezca, eso es un panteón).
Todo ello significa que ya no tengo que pensar si volver a las andadas o no, porque ya no tiene sentido. Pero es bueno, porque al menos, ya no me importa. Ha sido mucho tiempo, pero ha merecido la pena. O eso creo.
Uno, dentro.
El lado malo: he hecho algo que no quería realmente hacer. He dejado fuera a alguien que sin duda se lo merece, pero tengo la sensación de que por no querer explicar, no he sido ni siquiera suficientemente desagradable (imposible, murmurará más de uno entre dientes). Pues si.
Sí, te perdono la osadía, porque no era tal,
sino inconsciencia.
Alejate de mi, porque prefiero llevar el mal recuerdo
que saber que no fue por ninguna razón en particular.
Han pasado mil años, mil sueños,
pero prefiero cerrar mis ojos
y pensar que el dolor de entonces era real,
y no que no valió nada.
Durante un momento, muy cortito, dudé. Pero eso mismo, me hizo odiarme a mí misma. Cerrar puertas tras de mi ha sido demasiado doloroso y complicado como para abrirlas ahora y descubrir que en realidad, lo que había detrás de las puertas, no era más que humo.
Hace mucho que me esfuerzo por mirar al futuro y no ver más que un camino que elegir, sin oír las voces que se quedaron atrás. Porque lo bello de las decisiones irrevocables es precisamente que lo son.
No te quería en mi vida, entraste como un caballo de batalla, arrasando la hierba sin compasión. Querría que nunca hubieras estado allí, como nunca había deseado nada. Ahora que puedo sonreírme sin pensar en aquello, descubro que el olvido ha hecho su trabajo.
Uno, fuera.
Y bailaré como siempre,
el compás que marca mi cabeza,
dando las vueltas sobre mí misma,
aunque me sujete en tu mano cuando me falta el equilibrio.
Y cuando la música pare, me sentaré con las piernas encogidas,
deseando que vuelva a empezar.
Hoy empieza la cuenta atrás. El período de transición (y esta vez no es solo para mi) acaba de terminar. Empieza la partida.
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