Día eclipsado
Bueno, yo que me preciaba de haber vivido días estresantes a montones, y de haber vivido extrañas aventuras en los límites de nuestro mundo mecanizado, hoy he batido mi propio récord. La estructura del día ya preveía que iba a ser por lo menos cansado (y el eclipse no auguraba nada bueno, seamos serios), pero no que fuese a acabar con este palizón. Lo bueno es que llevaba una semana buscando palabras para mi siguiente post, y de golpe las he encontrado todas... no hay como una par de sustos para acabar con la tristeza de un plumazo.
Esta mañana he hecho el examen del coche, cuyo resultado ha sido que no me llevo el carnet a Roma... (bueno, de haber aprobado tampoco me lo llevaría, porque tardan) El caso es que lo estaba haciendo bien hasta que de repente he tenido que frenar porque casi atropello a un señor. No me preguntéis de dónde ha salido, porque yo creo que no lo sabía ni él. Claro, me he puesto un poco nerviosa, y a partir de ahí ha sido un chow. El caso es que el examinador era majo, pero lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Me han pasado todas las cosas que en clase no me pasaban (en el fondo, me ha recordado un poco a la presentación del proyecto, cuando el powerpoint se negó a abrirse, se materializaron mis peores pesadillas, pero el tribunal fue relativamente majo y comprensivo; "la has fastidiado, pero no te vamos a crucificar además").
Bueno, he asumido rápidamente que me merecía un suspenso (sniff, ya no me puedo comprar un Tipo en Italia... bueno, puedo comprarlo, pero no conducirlo... bueno...) y lo he superado antes de que volvieran los otros dos que se examinaban... de hecho, lo he asumido tan rápido, y tenía tantas cosas que hacer, que me ido antes de que me dieran el DNI. Hecho éste del cual me he apercibido cuando, al ir a pagar las lentillas nuevas y las gafas (que iba yo tan contenta que me había dado tiempo), he visto el hueco en la cartera. Ha sido como en las películas, he visto el pasado, mi mano dándole el carnet al profe; y el futuro, yo llegando al mostrador de facturación sin el DNI (porque me venía a Legio VII, desde donde escribo estas letras)... Según he pensado esto, casi me da un síncope, y he debido de empezar a poner caras raras, porque la muchacha de la óptica se ha asustado y me ha dicho que no me preocupase, que podía sacar dinero en un montón de bancos alrededor... muy maja también, la verdad. He llamado a la autoescuela, y no he logrado localizar al profe, al que he llamado como trescientas veces al teléfono móvil. Está claro que por alguna razón que no alcanzo a comprender ( y que desde luego no es la belleza de la foto), se ha fugado con mi DNI.
Bueno, después de asustar a los que me han llamado para preguntarme por el examen (qué monos sois, os habéis acordado), he logrado tranquilizarme un poco, he llamado a casa y le dicho a mis padres que preguntasen aqui en el aeropuerto (que es que lo tenemos aquí en el jardín) qué se podía hacer. Allí les han dicho que me podía pasar por la comisaría del aeropuerto, hacer una denuncia y presentarme con ella en el mostrador.
A todo esto, yo llevaba el tiempo no pegado, sino encima de la chepa, para llegar al avión. Cerraban faturación a las 15:10 y yo he salido de casa a las 13:47 (que he mirado el móvil, no es ninguna exageración). He hecho un tiempo récord en llegar a la Renfe, sobre todo pensando que iba con la maleta (que también ha debido ser un chow verme, unas veces con la maleta delante y otras detrás, echando carreras con ella) y después del periplo con la línea 10 (que hoy no se ha entretenido, menos mal, porque si no, me da algo) he logrado llegar a Barajas. Allí, claro, la ley de Murphy, la comisaría está en la T1 y mi vuelo salía de la T3. "No hay dolor" me he dicho, y a las 14:56 (que lo he visto en las pantallas de salidas) he salido corriendo por el pasillo a buscar la comisaría. Y cuando la he encontrado, lo he flipado un poco, porque resulta que el policía de la puerta no ha hecho más que mirarme a la cara, mirar mi abono transportes y hacerme un papel en el que ponía que yo decía que era yo. Y digo yo, para eso no me podían dejar identificarme con mi abono en el mostrador de Iberia?? No sé, yo esperaba que me leyesen el iris o algo para comprobar mi identidad, pero no han comprobado nada, al menos de forma visible. Por otro lado, lo he agradecido, porque con la hojita rápidamente he vuelto a salir corriendo hacia el otro lado del aeropuerto (hasta he atropellado a un matrimonio, como en las películas, sólo que no había fruta ni cajas de cartón que salieran por todas partes) y he logrado llegar a las 15:14 al mostrador de facturación. Me he desparramado por encima del mismo, le he endosado los papeles al chavalín, que se ha reído (no sé si de mí o conmigo, porque no estaba yo para apreciar sutilezas), y he facturado la maleta (que a todo esto, no sé ni lo que he metido, porque he empezado a meter cosas y la he llenado en tres minutos, espero que no se haya roto nada)... buff. Cuando he llegado a la puerta de embarque, me he dado cuenta de que llevaba como diez minutos sin respirar como es debido, y he vuelto a hacerlo, lo cual ha supuesto un cmabio a mejor.
Luego he entrado en la zona de embarque de Iberia Regionales (como bien saben mis uaperos, que lo han oído en directo), que es graciosísima. Estaban todos los aviones pequeños puestos uno al lado del otro y parecía una estación de autobuses... de hecho, he tenido que preguntar cuál era el de León a los que hacían cola delante de mí (como quien pregunta "¿es la segunda de móstoles?").
Hasta que no me he visto sentada en el avión no me he tranquilizado (y no me ha durado demasiado, porque en cuanto ha empezado a funcionar, las hélices hacían un ruido muy raro). Pero en seguida me he puesto a hacer un sudoku de ese maravilloso libro para emergencias, y ya sí me he tranquilizado. Luego me han ofrecido el periódico, y me he dado cuenta de que llevaba ni sé los días sin ver ni oír noticias, gracias al stress previaje... en fin, me he reubicado un poquito (bueno, no me había perdido tanto, con la coña del Estatut, es siempre lo mismo; y las desastrosas noticias internacionales) y ya cuando he llegado a casa, después de un zumo de tomate con sal y pimienta, era mucho más persona.
Total, que he pensado que seguramente os reiríais con la historia, y que era mejor eso que ponerme triste y melancólica otra vez, así que he abandonado mi proyecto de post de fin de la UAP. Si alguna vez tengo que volver a pasar una semana como la pasada, con tanta despedida lacrimógena y emocionante, creo que no me iré. Si, ya sé, se supone que esta es la vida que quiero llevar, como mi bailarín particular se encarga de recordarme cada vez que me quejo. Pero bueno, si me paso la vida así, yéndome, me va a dar algo... a lo mejor el espíritu inquieto se me acaba pasando a base de estreses previaje.
Por otro lado, me preocupan los que se quedan. Las noticias que me llegan desde la UAP no me gustan un pelo... va a ser verdad que estaban esperando a que nos fuéramos.
En fin, me sumiré de nuevo en mi stress maletero para no ceder a la tentación de ponerme triste y ver fotos. (Y sigo sin saber dónde voy a dormir en Roma!)
Esta mañana he hecho el examen del coche, cuyo resultado ha sido que no me llevo el carnet a Roma... (bueno, de haber aprobado tampoco me lo llevaría, porque tardan) El caso es que lo estaba haciendo bien hasta que de repente he tenido que frenar porque casi atropello a un señor. No me preguntéis de dónde ha salido, porque yo creo que no lo sabía ni él. Claro, me he puesto un poco nerviosa, y a partir de ahí ha sido un chow. El caso es que el examinador era majo, pero lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Me han pasado todas las cosas que en clase no me pasaban (en el fondo, me ha recordado un poco a la presentación del proyecto, cuando el powerpoint se negó a abrirse, se materializaron mis peores pesadillas, pero el tribunal fue relativamente majo y comprensivo; "la has fastidiado, pero no te vamos a crucificar además").
Bueno, he asumido rápidamente que me merecía un suspenso (sniff, ya no me puedo comprar un Tipo en Italia... bueno, puedo comprarlo, pero no conducirlo... bueno...) y lo he superado antes de que volvieran los otros dos que se examinaban... de hecho, lo he asumido tan rápido, y tenía tantas cosas que hacer, que me ido antes de que me dieran el DNI. Hecho éste del cual me he apercibido cuando, al ir a pagar las lentillas nuevas y las gafas (que iba yo tan contenta que me había dado tiempo), he visto el hueco en la cartera. Ha sido como en las películas, he visto el pasado, mi mano dándole el carnet al profe; y el futuro, yo llegando al mostrador de facturación sin el DNI (porque me venía a Legio VII, desde donde escribo estas letras)... Según he pensado esto, casi me da un síncope, y he debido de empezar a poner caras raras, porque la muchacha de la óptica se ha asustado y me ha dicho que no me preocupase, que podía sacar dinero en un montón de bancos alrededor... muy maja también, la verdad. He llamado a la autoescuela, y no he logrado localizar al profe, al que he llamado como trescientas veces al teléfono móvil. Está claro que por alguna razón que no alcanzo a comprender ( y que desde luego no es la belleza de la foto), se ha fugado con mi DNI.
Bueno, después de asustar a los que me han llamado para preguntarme por el examen (qué monos sois, os habéis acordado), he logrado tranquilizarme un poco, he llamado a casa y le dicho a mis padres que preguntasen aqui en el aeropuerto (que es que lo tenemos aquí en el jardín) qué se podía hacer. Allí les han dicho que me podía pasar por la comisaría del aeropuerto, hacer una denuncia y presentarme con ella en el mostrador.
A todo esto, yo llevaba el tiempo no pegado, sino encima de la chepa, para llegar al avión. Cerraban faturación a las 15:10 y yo he salido de casa a las 13:47 (que he mirado el móvil, no es ninguna exageración). He hecho un tiempo récord en llegar a la Renfe, sobre todo pensando que iba con la maleta (que también ha debido ser un chow verme, unas veces con la maleta delante y otras detrás, echando carreras con ella) y después del periplo con la línea 10 (que hoy no se ha entretenido, menos mal, porque si no, me da algo) he logrado llegar a Barajas. Allí, claro, la ley de Murphy, la comisaría está en la T1 y mi vuelo salía de la T3. "No hay dolor" me he dicho, y a las 14:56 (que lo he visto en las pantallas de salidas) he salido corriendo por el pasillo a buscar la comisaría. Y cuando la he encontrado, lo he flipado un poco, porque resulta que el policía de la puerta no ha hecho más que mirarme a la cara, mirar mi abono transportes y hacerme un papel en el que ponía que yo decía que era yo. Y digo yo, para eso no me podían dejar identificarme con mi abono en el mostrador de Iberia?? No sé, yo esperaba que me leyesen el iris o algo para comprobar mi identidad, pero no han comprobado nada, al menos de forma visible. Por otro lado, lo he agradecido, porque con la hojita rápidamente he vuelto a salir corriendo hacia el otro lado del aeropuerto (hasta he atropellado a un matrimonio, como en las películas, sólo que no había fruta ni cajas de cartón que salieran por todas partes) y he logrado llegar a las 15:14 al mostrador de facturación. Me he desparramado por encima del mismo, le he endosado los papeles al chavalín, que se ha reído (no sé si de mí o conmigo, porque no estaba yo para apreciar sutilezas), y he facturado la maleta (que a todo esto, no sé ni lo que he metido, porque he empezado a meter cosas y la he llenado en tres minutos, espero que no se haya roto nada)... buff. Cuando he llegado a la puerta de embarque, me he dado cuenta de que llevaba como diez minutos sin respirar como es debido, y he vuelto a hacerlo, lo cual ha supuesto un cmabio a mejor.
Luego he entrado en la zona de embarque de Iberia Regionales (como bien saben mis uaperos, que lo han oído en directo), que es graciosísima. Estaban todos los aviones pequeños puestos uno al lado del otro y parecía una estación de autobuses... de hecho, he tenido que preguntar cuál era el de León a los que hacían cola delante de mí (como quien pregunta "¿es la segunda de móstoles?").
Hasta que no me he visto sentada en el avión no me he tranquilizado (y no me ha durado demasiado, porque en cuanto ha empezado a funcionar, las hélices hacían un ruido muy raro). Pero en seguida me he puesto a hacer un sudoku de ese maravilloso libro para emergencias, y ya sí me he tranquilizado. Luego me han ofrecido el periódico, y me he dado cuenta de que llevaba ni sé los días sin ver ni oír noticias, gracias al stress previaje... en fin, me he reubicado un poquito (bueno, no me había perdido tanto, con la coña del Estatut, es siempre lo mismo; y las desastrosas noticias internacionales) y ya cuando he llegado a casa, después de un zumo de tomate con sal y pimienta, era mucho más persona.
Total, que he pensado que seguramente os reiríais con la historia, y que era mejor eso que ponerme triste y melancólica otra vez, así que he abandonado mi proyecto de post de fin de la UAP. Si alguna vez tengo que volver a pasar una semana como la pasada, con tanta despedida lacrimógena y emocionante, creo que no me iré. Si, ya sé, se supone que esta es la vida que quiero llevar, como mi bailarín particular se encarga de recordarme cada vez que me quejo. Pero bueno, si me paso la vida así, yéndome, me va a dar algo... a lo mejor el espíritu inquieto se me acaba pasando a base de estreses previaje.
Por otro lado, me preocupan los que se quedan. Las noticias que me llegan desde la UAP no me gustan un pelo... va a ser verdad que estaban esperando a que nos fuéramos.
En fin, me sumiré de nuevo en mi stress maletero para no ceder a la tentación de ponerme triste y ver fotos. (Y sigo sin saber dónde voy a dormir en Roma!)
Comentarios
Pero se que no lo será, asi que tienes que estar feliz y contenta que no todo el mundo puede hacer lo que realmente le gusta y sobretodo, DISFRUTALO.
El resto esperaremos turno para visitarte y por supuesto, aqui estaremos cuando vuelvas,
1BSZ
Francamente, querida... seguro que sobrevives. Y si te pones triste, haz girar el molinillo de arcoiris dando vueltas sobre ti misma (aunque a lo mejor te mareas, cuidado). Si te entra "melancolías" nos escribes. Ya sabes, como siempre :) (qué gusto da poder decir estas palabras).
Millones de besos.