Después del silencio, la incertidumbre

Siempre odié el verano y el sol, ya lo sabes. Se extienden ante mí como una superficie borrosa y caliente que me desagrada profundamente. En invierno, el tiempo no se expande y juguetea con las personas de esa forma tan descarada, como si fuese un gas mortalmente lento... En verano tengo aún más la sensación de que las decisiones permanecen pendientes de invisibles hilos, fijos como las manillas de aquel reloj que no avanza.
La incertidumbre me invade precisamente ahora que soy más vulnerable, pero eso también lo sabes ya. Siempre he supuesto que la gran tragedia de mi vida sucedería en el hastío de este tiempo, cuando sin darme cuenta de todo lo que me envuelve, oigo tu voz constantemente en sueños. ¿Dónde estás? El calor y tu voz, hasta los simples pensamientos que llevan tu nombre, me impiden tomar las decisiones que esperan, derritiéndose sobre el asfalto brillante.
Después de que se hayan apagado todos los ecos de las cosas que sabía, después de que tus ojos hayan perdido el brillo en mi memoria, después de que el silencio me hubiera envuelto en una paz intranquila, llega como un pequeño roedor la incertidumbre. Y entonces me despierto de golpe en este calor que me envuelve, pensando que otra vez, una vez más, he caído en mi propia trampa.
¿Por qué te encuentro tan parecido a mi misma? Quizá es que simplemente me miro en el espejo y te acuso de mis males, ¿lo has pensado? Yo sí, en eso consiste la incertidumbre. En una interminable serie de posibilidades. He tenido hermosas visiones de rayos de sol que iluminan el destino, pero cuando abro los ojos y miro mejor, en realidad sólo hay un sol abrasador que me ciega. Eso es incertidumbre.¿Qué te puedo dar que no tengas mío? O es que en realidad no es a tí, sino a mí misma a quien se lo doy todo? No tengo recuerdos, no tengo alma, todos se diluyen en el no saber y en las dudas. ¿Qué pasó y qué imaginé? ¿Qué sucedió, qué no sucedió y qué pudo suceder?
En todo lo que se repite a mi alrededor percibo una clara y distinta señal de equivocación, pero no sé dónde se encuentra la nota discordante, la aliteración molesta, la pieza que sobra, y miro desconcertada a mi alrededor (o tal vez, sólo al espejo) y no veo más que el silencio del pasado.
Me dan ganas de gritar para dejar atrás el silencio que traerá la incertidumbre, pero lo único que me deja ver el sol ardiente es que no gritaré nunca.
En vez de eso, esperaré pacientemente a que desaparezca el calor del verano y se reanuden los murmullos del invierno. Entonces podré olvidar todo de nuevo, e intentaré olvidarte una vez más. ¿Dónde estás, que me dejas siempre imaginando sola, envuelta en dudas? Aunque quizá no es mi incertidumbre, sino la tuya, lo que me invade.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una semana más

Un plan perfecto

Amistad, friendship, amitié, freundschaft, amicizia...