Cinco minutos después del Fin del Mundo
Así es como están las calles de la Dimensión Paralela estos días.
Y encima tiene uno la sensación de que, efectivamente, el Fin del Mundo (el de verdad, con todo el cortejo angélico que viene y anuncia el asunto, los muertos que se dicen ya está y salen de las tumbas y esas cosas), ha tenido lugar en otra parte y nadie nos ha avisado en este lugar perdido. O que no han avisado pero han llamado al de Algerie Telecom, que se ha quedado la información para sí (porque esas cosas pasan). Y nos lo hemos perdido completamente, así que nos quedaremos flotando en la nada hasta quién sabe cuanto, porque a mi después del Fin del Mundo ya no me queda nada en las predicciones. Igual viene otra especie a liarla parda. Espero que no se coman a los que quedan de la anterior, aunque no tengo muchas esperanzas (demasiadas pelis de ficción).
Las cuatro de la tarde. Un sol de justicia de verdad, al que nada se le oculta. Aparco el coche en el hotel, agarro mis chunches, como dirían mis amigos chapines, salgo al horno y recorro los doscientos metros que hay hasta casa, pensando en que me voy a quemar con la puerta (de metal, al sol, mala combinación), como todos los días.
No hay nadie por la calle, como en una película del oeste. Casi espera uno ver aparecer al malo por la esquina (porque aquí no se le ha perdido nada al bueno, y el feo mejor que no venga, que bastante tenemos con lo que tenemos). En lo que tardo en llegar a casa, al malo no le da tiempo a llegar; lo que sí que llega es un coche del ACNUR lleno de gente que conozco, que me pasa a mil por hora (o eso parece en esta calle desierta), todos saludando como locos. Todavía no he visto a todo el mundo, me da mucha pereza.Al fin, abro la puerta (quemándome en el proceso, como previsto) y me meto en casa. Otra vez no hay nadie por la calle, y volvemos al escenario de cinco minutos después del fin del mundo.
Voilá el Ramadan en la Dimensión Paralela.
Y cuando entro en casa, pongo la tele y debe ser de verdad lo del fin del mundo; ahora ya no hablan de Libia, sino de Siria (y estoy segura de que mogollón de gente no nota la diferencia - yo me pregunto qué ha pasado con Gadafi), Somalia, la crisis de la deuda (en tono vamosamorirtodos, hasta el último periodista de todas las cadenas, que ayer se ocupaba del tiempo, hoy se ha vuelto experto en finanzas, igual que todos se volvieron expertos en F1 cuando Alonso empezó a ganar cosas), etc... ...esta mañana, en cambio, he visto una noticia que me ha alegrado.
Yo no tenía ni idea (confieso mi más absoluta ignorancia) de que la energía de fusión estaba tan avanzada en la práctica. Me quedé en la idea del curso de EGB o de BUP en el que lo aprendiera, de que las centrales nucleares se basaban en la fisión, y que la fusión, mucho más limpia, mucho más barata y mucho más todo, era sólo posible en teoría. Y ahora me entero, por Informe Semanal, todo sea dicho, que no sólo ya han logrado producirla en laboratorios, sino que están construyendo una centralen el sur de Francia!!
A mi me parece que ese tipo de noticias son las únicas que pueden compensar el resto de mierda que ve uno por la tele. Estamos en el futuro; si no se acaba el mundo de verdad, las cosas van a cambiar mucho.
Ahora ya solo queda una hora para el Iftar (o el Magrebh, uséase, que se pone el sol y ya se puede comer) y todavía no ha salido nadie a la calle, pero ya se empiezan a animar las cosas dentro de las casas. Prestando la oreja al edificio de al lado (hay que tener mucha voluntad, porque hace mucho calor para salir al patio a escuchar), se oye cacharreo. Dentro de un rato, el iman avisará (a la tradicional, desde lo alto del minarete; ni el teléfono no funciona tan bien, Solo espero que sea el que canta bien) y la gente empezará a comer (durante cinco minutos, porque después de haber ayunado todo el día, con dos nuececillas ya se llena uno, y no digamos si antes de comer se pone uno hasta las trancas de dátiles) y luego saldrán a la calle, a la fresca (o lo que sea que haga aquí, porque de fresco, nada) hasta las tantas.
Así luego se me quedan dormidos en la oficina.
En fin.
Yo me voy a quedar un ratito pensando en la energía de fusión, y observando al Simpa razonar con los gatos para que hagan sus cosas donde deben y de una manera civilizada. A ver si se me olvidan un par de cositas de la humanidad.
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