Detached


Mi estrategia está funcionando. El recuerdo selectivo es una buena forma de autoterapia conductista... tal vez funciona incluso demasiado bien, porque hay muchas líneas que empiezan a borrarse, y he perdido ya la cualidad de recordar el arsenal de anécdotas en cada ocasión.

Hoy he estado hablando de senderos de vida. Es fácil echarle la culpa a los demás de nuestras elecciones, pero los pobres "demás" rara vez la tienen, bastante ocupados están con sus propias decisiones. Así que aquí estoy ahora, domingo por la noche, pensando que dejé pasar muchos instantes perfectos porque estaba mirando en la otra dirección, y ahora no sé muy bien ni siquiera qué miraba. Estúpida. Pero no puedo enfadarme conmigo misma, porque entonces tenía todo el sentido del mundo estar mirando hacia allá... creo.

Después del difícil ejercicio de olvidar las costumbres, viene el doloroso ejercicio de desenmarañar lo que verdaderamente vale de lo que no. Si el valiente es el que aguanta el miedo cinco minutos más, qué es el que aguanta el dolor? ¿Masoquista?¿Merece la pena? ¿Hay algo que sacar de ello? Hay una palabra a la que he estado buscando una traducción adecuada estos días, porque no es exactamente la connotación que he encontrado en el diccionario. Detached. No es desprendido, ni desapegado, ni separado... es más bien como sentirse acorchado, como si oyera la música desde la habitación de al lado. Como si la distancia física se hubiera transformado en distancia mental también... Antes tenía una parte de mí misma por ahí, danzando, revoloteando sobre los sitios y las cosas, pero ya no.
No es la primera vez que me siento así.
A estas alturas de la vida, sospecho que no será tampoco la última.

Antes siempre quedaba una duda con la que dormirme los domingos por la noche. Y por eso mismo, ahora puedo aún concederte el beneficio de la duda; en nombre de los viejos tiempos. Puedo pensar que hasta un cierto punto, no lo hiciste a propósito, que tal vez igual que yo dejaste pasar momentos por error, porque no los viste; puedo pensar que tal vez sí me echas de menos. Pero la duda no es bastante, ahora sólo queda un enorme silencio, como una línea de teléfono cortada. Y yo, con la cara que se pone cuando uno se queda hablando sólo.
De todos los que han entrado y salido de mi vida, eres el único que no sé exactamente qué se ha llevado.
A veces, dar un tirón de un sólo lado de la rienda nos saca del camino establecido y nos lleva por senderos nuevos y desconocidos. Cuando miro atrás de reojo, como ahora, en domingo por la noche, veo que lo que queda a mis espaldas tiene el color rojizo de un incendio. Y por alguna razón que no termino de comprender, no me siento culpable por haberle prendido fuego yo misma.

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