El cuarto Beatle
Ya no queda romanticismo en este mundo... o peor, el poco romanticismo que queda, es de plástico y de Lo que necesitas es amor. Las cosas que podrían ser hermosas, acaban siendo comerciales y decepcionantes, como el juguete que se deseaba hace tanto tiempo, y se descubre que, en realidad, se rompe con mirarlo.
El año pasado hice un post sobre esto mismo, cuando la noticia de Piano Man... (sigo diciendo que estaba mal de la cabeza seguro, porque no es normal llegar a algún sitio y pasarse no sé cuanto tiempo sin hablar)... es un caso flagrante, pero no el único; la pareja de la foto Le basier dans l'hôtel de villle, de Doisneau (me encanta, ya sabeis que la pongo por todas partes), que salió diciendo que reclamaban derechos de imagen, y luego ni eran ellos...
En

Lo chabacano, lo vulgar, lo grotesco y lo desagradable han ido ocupando el espacio de las cosas maravillosas y sencillas.
Hoy leo los titulares de los periódicos, y cada uno cuenta una batalla distinta, un reflejo distinto de lo mismo, pero ninguno habla de las cosas importantes, sean buenas o malas. Sólo hay montones de detalles y de descuartizamietos en vivo y en directo, de análisis en detalle del aboro de las gallinas, que no dejan misterio a nada, mientras mienten descaradamente.
Ya no quedan misterios en este mundo, nos los hemos cargado todos... con lo bonito que resulta imaginarse el final de las historias... o el principio, o imaginarlas enteras...
... me enamoré del Beatle equivocado.
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