Il primo giorno del resto della mia vita

[POST ESCRITO EN LA HABITACIÓN DEL B&B EL 6 DE OCTUBRE, DESPUÉS DE UNA GRAN PALIZA BUSCANDO PISO Y QUE HA DEMOSTRADO SER IMPOSIBLE DE COLGAR HASTA HOY]
Pues ya estoy aquí... después de tantos sufrimientos en el máster tapadera, y de tantos agobios, y de tantas despedidas y de tantas cosas,ya he plantado los pies en la Ciudad Eterna. Aunque la llegada ha sido,como no, difícil.El día 4 me lo pasé casi íntegro peleándome con la maleta y pensando, repensando, pesando y repesando mi ropa, a ver cómo lograba meter toda mi vida en 20 kilos, como no lo logré, me fui a lacama, sin haber logrado (todavía!!) ver Vacaciones en Roma. Incluso se puede decir que me acosté de un humor tormentoso... Al día siguiente, me levanté un poco agobiada, porque fiel a mi naturaleza optimista (que últimamente no se deja ver mucho), había dejado para el último momento lo de buscar un sitio donde dormir la misma noche de mi llegada, así que me puse a las 8:30 de la mañana. Con tanta agudeza mental, que en vez de querer reservar para el día 5,pretendía reservar para el día 4 (sin duda, debido al jet lag de mi viaje Madrid-León), y claro, todas las páginas me decían que la fecha era no válida. Pasé unos instantes de pánico intenso, hasta que me di cuenta de lo triste que es no saber en qué día se vive, y las perniciosas consecuenciasque tiene para mi hígado llevarme sustos tan tontos.Después de lograr encontrar un sitio (un B&B), no demasiado lejos de la oficina (detalle éste que será importante más adelante), desayuné y me puse a terminar con la maleta. Mejor dicho, me puse a que la maleta acabase conmigo,y casi lo consigue. LLevaba dos días pensando que me iba a llegar la maleta roja (que algunos conocéis tan bien, recordemos todos la increíble historia del maletero roto), pero cuando vi que verdaderamente amenazaba con explotar, y sólo llevaba 19,7 kilos de los 20 que me podía llevar, decidí que iba a ser que no, y que mejor me llevaba la azul (ese monstruo ingente que en estos momentos me mira desde los pies del armario; de hecho es casi tan grande como el armario). Además, pensé que si no encuentro casa rápido, pues la puedo echar al Tevere y vivir dentro de ella. Así las cosas, decidí asumir el sobrepeso, cambiar la maleta y llevarmeuna cantidad de ropa decente, porque si se trata de ir mona a la ofi,pues habrá que llevarse los modelitos... Al final, la operación maleta se saldó con 29 kilos en la azul y 15 en la demano, que se suponía que también era más de lo permitido... pero bueno. La chica del mostrador de facturación se portó conmigo, y me dejó pasar, y lo mismo me pasó con el de mano. Después de las aventuras del lunes, tenía cero ganas de coger otro avión (bueno, otros dos), pero me sobrepuse a mis miedos intrinsecos, como debe hacer una uapera que se precie, y me dispuse para el viaje. Bueno, me registraron, pero la mujer que lo hizo me dijo que era rutinario (aunque yo no estaba a punto de perder un tren a Valencia, conste). Creo que me dijo que estaban buscando una lima, pero como yo no llevaba, pues no coló... pero creo que cuando abrí la maleta y vió como llevaba las cosas de colocadas para que cupieran, le dió palo removerlas. Bueno, el viaje transcurrió sin más incidentes... me sirvieron un zumo de tomate en el primero y en el segundo me ignoraron ampliamente cuando intentaba pedir un menú del díade Iberia, con lo cual tuve que llamar aparatosamente al azofaifo (o auxiliar de vuelo, que él no tiene la culpa) para que me trajera una lástima de chapata de jamón york y queso. Pero pensé que más valía eso, que comer Diossabequé Diossabecuando, porque a Roma ya no llegaba a tiempo ni de cenar una pizza al taglio.
Por cierto, he decidido que a partir de ahora voy a medir el tiempo de los trayectosen sudokus. Por ejemplo, el vuelo fueron ocho sudokus y el final de El Séptimo Unicornio (¡pocholillos!). Y esta mañana,ir a la ofecomes (Oficina Comercial y Económica de la Embajada Española ante Italia, para los legos), me ha llevado casi un sudoku. Bueno, llegué, recogí las maletas sin mayores incidentes que casi causarme una hernia discal, y cuando me dirigía al tren, me asaltó una horda salvaje de conductores de taxis y de minibuses. El taxi me pareció bastante caro, pero elminibus sí que era una opción razonable, dado el peso de mis bultos, así quecogí uno. En seguida me puse a hablar con el conductor, que era un chaval joven, muy majete, que me dijo que al principio había pensado que yo era italiana (¡qué ilusión!), y que se hizo los cuarenta kilómetros desde Fiumicino en un tiempo récord (menos mal que no me estoy sacando el carnet aquí, aunque por otro lado...). Cuando estaba en esperando el minibus, me llegó un mensaje al móvil, que no fuera al B&B donde tenía la dirección en el Viale Giulio Cesare, sino en la Via del Panteon (para los que conoceis Roma, adivinad dónde está! Me puse contenta solo de pensarlo, dar una vuelta por allí la noche de mi llegada...), aunque me fastidió un poco, porque no estaba tan cerca de la oficina. Bueno, cuando ya entrábamos en Roma, me llegó otro mensaje, que no fuese tampoco a este sitio, sino a la via Napoleone III... que es donde estoy ahora, y que está la lado deTermini (pero por el lado bueno, para los que conocen Roma de nuevo). En fin, llegué al sitio sana y salva y un chavalín me ayudó a subir las maletas en un ascensor como el de Aquí no hay quien viva, pero pequeño. Pensé que estaba lejos de la ofecomes, pero por lo menos tenía dónde dormir, las cosas no iban mal. Después de saber que el día siguiente no iba a poder desayunar, porque el desayuno empieza a las 8:30 y a esas horas yo ya tengo que estar en la oficina, me dispuse a ver un poco la tele, y descubrí que mi tele sólo sintonizaba la RAI1, en la que además estaban emitiendo un interesantísimo debate sobre gente que oía cosas mientras estaba en coma (porque ha despertado un chaval que llevaba no se cuánto en estado vegetativo y ha dicho que oía hablar a la gente mientras, y todo el mundo está muy soliviantado con lo de la eutanasia), que, la verdad, daba un poco de mal rollo. Lo deseché, hice un par de sudokus, preparé el traje para el día siguiente, me pasé diez minutos buscando el pijama en la maleta (así de llena estaba) y me acosté.Esta mañana me he levantado a las 6:35 para salir a las 7; habíamos quedado los tres becarios a las 7:40 en la puerta de la ofecomes, para conocernos. Bueno, A y R ya se conocían, pero yo no, porque no estuve en aquella famosa fiesta de vuelta al cole del CECO (en parte porque aquel día me había levantado a las 5:30 para ir a clase de conducir, y porque aquel fue el día del examen oral de alemán y de los apasionantes recorridos pedestres por Getafe, sin ironía ninguna). Bueno, pues nos hemos conocido y ya le he puesto caras a los textos del msn, que siempre resulta interesante. Después de tomar un cafecito, hemos subido a la ofi, que es verdad que está reestructurada, que está en un palacete antiguo chulísimo y en la que se respira, efectivamente, un ambiente de cordialidad y eficiencia. Tengo una pedazo de mesa y un ordenador que no va tan bien como el de la UAP, pero tengo tarjetas en las que pone mi nombre, y luego consulente macroeconomico, Ambasciata di Spagna in Italia, Ufficio Economico e Commerciale. Más bonitas... Bueno, nos han hecho la ronda para presentarnos a todo el mundo (supongo que me iré aprendiendo los nombres según pase el tiempo... yo y mi facilidad fisonómica) y luego el segundo Consejero y el Consejero Jefe (que es mi jefe directo) nos han contado un poquito de la ofi, como funciona, quienes somos, a dónde vamos y esas cosas... al final tengo dos semanas de vacacionesy mis ocho días de asuntos propios (no es demasiado tiempo, pero espero no dejar sano ni un rincón de Europa), y puedo elegir horario de 8 a 15 o de 9 a 17 con una hora para comer... en cuanto tenga casa, me lo pienso (los que conoceis mi tónica laboral sabeis que los requerimientos mañananeros de este trabajo no me convencían...).
Después, hemos emprendido la búsqueda de casa. Desde la ofecomes hemos llamado a un par de sitios, y por la tarde hemos ido a buscar sitios nuevos, además de comprar un teléfono italiano (atentos todos a las colgaditas con el0039 delante)... pero me temo que lo de la casa va a dar para otro post, porque estamos viendo cada cosa... Bueno, a las puertas del fin de semana, me encuentro sumergida ya en mi aventura italiana. Espero que de aventura tenga sólo el nombre, porque ya maduré mucho la otra vez que estuve aquí...

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Yo quiero una de esas tarjetitas... suena muy bien y, como yo leo el blog de arriba a abajo, me alegro de saber el buen final de la historia. Seguro que hablo en nombre de muchos diciendo que quiero ver tu casa, así que sácala fotos cuando la tengas amueblada (o no), para terminar de hacernos una idea.

Mil recuerdos desde aquí.

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